Reivindicar nuestra existencia: mujeres afromexicanas de Oaxaca

mujeres afromexicanas

Juliana Acevedo Ávila/Beatriz Amaro Clemente*

Desde 1992 cada 25 de julio se conmemora el Día de la Mujer Afrolatinoamericana, Afrocaribeña y de la Diáspora, como resultado de las reflexiones que mujeres negras hicieron sobre la ausencia de sus voces y de sus reclamos al interior de las luchas feministas. El camino no fue fácil, fueron años de construcción de una agenda propia que tomara en cuenta todas las intersecciones que las atravesaban.

El primer encuentro de mujeres afrodescendientes realizado en República Dominicana ve nacer a la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora (RMAAD).

En la actualidad más de 450 mujeres afrodescendientes de 30 países integramos esta Red, ideada como un espacio de articulación política y con el propósito de sensibilizar y concientizar acerca de la opresión de género y origen étnico-racial que experimentamos millones de mujeres en la región, por ello se instauró el 25 de julio como el día para reivindicar nuestra existencia, historias, luchas y resistencias como mujeres negras. Y este es un día propicio para hacer un recuento del proceso de empoderamiento de las mujeres negras, afromexicanas o afrodescendientes que habitamos en territorio oaxaqueño.

Para ello debemos tomar en cuenta que según los  resultados de la encuesta Intercensal 2015, existe presencia afromexicana en todo el país, representamos el 1.2% de la población total, 1.4 millones de personas de las cuales 705,000 somos mujeres. Para el caso específico de Oaxaca se debe considerar que el 4.9% de la población oaxaqueña nos consideramos negros, afromexicanos o afrodescendientes, y que de esta el 52.3% somos mujeres.

No ha sido un camino fácil, tomando en cuenta que al inicio del movimiento negro en México, desde hace poco más de 20 años, los liderazgos eran eminentemente de hombres y lo fue de esa manera por muchos años, si bien es cierto que había voces femeninas la voz cantante era  la de los hombres, eran ellos quienes hacían los acuerdos y determinaban hacia dónde dar el siguiente paso y aun cuando aportábamos mucho no tomaban en cuenta nuestras demandas, nuestra voz era aún débil para ser escuchada. Esa fue nuestra primera lucha: romper esta barrera.

Los primeros pasos se dieron en acompañamiento con mujeres igualmente racializadas “mujeres indígenas” quienes nos hicieron un espacio en sus agendas y nos mostraron un panorama para nosotras desconocidos, para Juliana Acevedo este proceso se dio en el 2011, junto a Lucila Mariche Magadan coincidieron en el Primer Encuentro Estatal de Mujeres Indígenas realizado en la Casa de la Iglesia de los Pobres, en la ciudad de Oaxaca de Juárez, en dicho encuentro se solicitó que se nos reconociera como parte y no solo como invitadas y en consecuencia se debía anexar al nombre del encuentro la palabra afromexicanas, y es así como fue sistematizado en la memoria de dicho encuentro.

Derivado de ese acompañamiento de mujeres indígenas y de algunas instituciones entre las que podemos mencionar a la entonces Secretaría de Asuntos Indígenas y posteriormente en el 2014 al  Fondo Semillas, el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, la Dirección de la Unidad de Género de la Universidad Autónoma Benito Juárez, entre otras, se gestaron las alianzas estratégicas para poder hablar hoy de un movimiento de mujeres negras.

Sin embargo, un factor decisivo fue el contacto con la Red Afrolatinoamericana, Afrocaribeña y de la Diáspora RMAAD, a quienes les debemos la conmemoración de este día. Sin duda alguna la asistencia a la primera Cumbre de Lideresas Afrodescendientes de las Américas, realizada en Managua, Nicaragua en junio de 2015, abrió una veta de posibilidades, de alianzas y de respaldo para las cuatro mujeres afro oaxaqueñas asistentes: Yolanda Camacho,  Rosa María Castro, Juliana Acevedo y Beatriz Amaro, así como para Teresa Mojica y Sagrario Cruz,  representantes de Guerrero y Veracruz.

Es a partir de esta Cumbre que  se generan alianzas que nos permitieran avanzar en el ejercicio de nuestros derechos como mujeres afromexicanas y crear proyectos de empoderamiento y formación de liderazgos, así como potenciar los ya existentes, entre los que destacan: la Escuela Itinerante de Formación Permanente de Mujeres Afromexicanas en 2014, con grandes dificultades en su implementación,  la cual reunió a 20 mujeres a las que se les capacitó en igualdad de género, derechos humanos y empoderamiento. Impulsado por la organización COLDIBA AC, la  Alianza de Mujeres Indígenas y con financiamiento de la organización Fondo Semillas.

La Cátedra Itinerante de Mujeres Afromexicanas (CIMA) surgió como un proyecto comunitario de Yolanda Camacho,  Rosa María Castro, Guadalupe Martínez, Sandra Luz Villalobos, Juliana Acevedo y Beatriz Amaro, estás dos últimas solamente acompañaron los dos de los cuatro módulos de formación. La CIMA fue ideada como un espacio de formación permanente e itinerante, donde las mujeres afromexicanas compartieran experiencias, saberes comunitarios. El proyecto contó con el apoyo de diversas personas e instituciones como la Dirección de Género de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, la  Alianza de Mujeres Indígenas, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, entre otros.

El proceso de formación de liderazgos de mujeres afromexicanas, que desde 2015 ha  impulsado el Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, ha generado incidencia en las mujeres de la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca dotando a las mujeres de las herramientas necesarias para afirmarse como afromexicanas reconociendo su historia y sus raíces para generar su propia agenda. Como resultado de este proceso nació  la Colectiva de Mujeres Afromexicanas en Movimiento MUAFRO, como un espacio de incidencia política.

A la par de estos procesos se han generado otros liderazgos comunitarios, lo que ha enriquecido el debate dentro del movimiento afromexicano y nos ha permitido posicionar nuestras demandas, siendo las más importantes el acceso a la salud, la educación, el empleo y la participación política.

Sirva estas líneas como un homenaje a todas las mujeres afromexicanas que desde el territorio oaxaqueño han sido vanguardia en la lucha por nuestros derechos, especialmente Elena Ruiz,  Angustia Torres, Yadira Torres, Hilda Guillén, Mayra Herrera, Filomena Silva, Yuyé Hernández, Deyma Bernal, Adriana Ruiz y a todas las mujeres con liderazgo comunitario, que sin formar parte de este movimiento son referentes de lucha en nuestras comunidades y contribuyen a la construcción de un buen vivir.

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