Xibalbay: Lukas Avendaño honra y acompaña la búsqueda de personas desaparecidas

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Foto: Carmen Pacheco

En la mitología maya Xhibalbá es el nombre del inframundo.​ El mundo subterráneo regido por las divinidades de la enfermedad y de la muerte. Entre los hablantes del maya de Quintana Roo la variante es Xibalbay, una palabra que ahora da nombre a la obra más reciente del artista Lukas Avendaño con la que busca honrar la persistencia, el coraje y la voluntad de todas las mujeres buscadoras de sus hijas o hijos desaparecidos.

La pieza Xibalbay está inspirada en la historia de los gemelos míticos del Popol Vuh: Ixbalanqué y Hunahpú, quienes sienten el deseo de recuperar los huesos de su padre, decapitado cuando fue invitado al juego de pelota (Pok ta pok). Sobre todo porque alude al fenómeno de las desapariciones en el país, una problemática que nos sigue atravesando, aunque ya no las buscan como personas desaparecidas, las buscan como huesos.  

Alguien que busca en fosas, que busca escarbando, no los pueden encontrar de otra manera.

Lukas Avendaño

Xibalbay es una pieza que el artista de performance y antropólogo oaxaqueño trabajó desde hace cinco años. Originalmente quería construir la trama sobre el juego de pelota, porque para él es una expresión cultural viva en muchos contextos oaxaqueños.

Lukas cuenta que antes de la pandemia había un espacio en el Tecnológico de Oaxaca, en donde se daban cita los jugadores de pelota mixteca. También subiendo hacia la región mixteca es muy frecuente ver que, así como hay una cancha marcada para el basquetbol, también hay un campo trazado para el juego de pelota. Incluso, menciona que hay encuentros binacionales entre México y Estados Unidos.

El artista considera que quizá es parte de los vestigios precolombinos del juego de pelota. Y ese era su interés. Pero luego vino la desaparición de su hermano Bruno en mayo de 2018. Después de un tiempo, el 12 de noviembre de 2020, su hallazgo en una fosa clandestina.

Entonces esa historia de los gemelos Ixbalanqué y Hunahpú, que en un principio aparecía en un segundo plano, adquiere protagonismo.  

一Cuando yo planteo la obra nuevamente no se había encontrado a mi hermano y por ende todavía no lo habíamos traído de regreso a casa. Pero yo simbólicamente quería resolver esa ausencia. Creía que a través de la escena podía recuperar a Bruno. Los hermanos míticos buscaban a su padre, yo  buscaba a mi hermano. Quiero recuperar a mi hermano. Pudimos traerlo de regreso. Quiero pensar que este trabajo de investigación y montaje estaba sucediendo simultáneamente como una premonición. A veces suceden como los sueños.

La estética  y la colectividad oaxaqueña a la escena contemporánea

Elenco de Xibalbay en el Centro de las Artes San Agustín/Foto: Carmen Pacheco

Esa es la trama de la obra, pero con una estética  precolombina, eminentemente mítica, donde se expresa el sentir a través de símbolos. La investigación se hizo retomando elementos que aparecen o se reflejan en la iconografía precolombina, pero que todavía en algunos contextos como en Oaxaca tienen vigencia. La pintura de las máscaras es una colaboración del taller de Jacobo y María Ángeles. También hay una colección de joyería del artista juchiteco Sabino Guisu.

«Queríamos traer la estética oaxaqueña  a la escena contemporánea. Pero sobre todo involucrar a creadores locales», destaca el artista. Lukas Avendaño considera que la colectividad o el estar en comunidad es un rasgo propio de la cultura, pero durante la formación educativa nos hacen creer en el tema del éxito como un logro individual, a costa de todo y de todos. Nos dicen que alguien tiene que ser el exitoso o exitosa y así nos vamos abriendo caminos con los codos. Logramos el éxito o terminamos en la frustración absoluta.

Sin embargo tiene la confianza que la pandemia podría dejar la enseñanza de la colectividad, de la comunidad y de la comunalidad. Considera que en lo individual no vamos a llegar a ninguna parte, o al único lugar al que llegaríamos, es a ese paso que nos hace falta para caer al vacío.

Cuando habla de la comunalidad, habla también de la tenencia de la tierra. Dice claramente que con el Covid pudimos darnos cuenta que las cosas esenciales siguen siendo la producción de alimentos y la gente del campo que tiene una relación directa con la tierra.

Y con esa premisa trabajó durante 45 días con su equipo en el Istmo de Tehuantepec. Todo el elenco estuvo realizando la investigación y preparando el montaje desde la experiencia, tratando de vincularse con la tierra y el ritmo de la propia naturaleza, intentando producir lo que comían y observar su trabajo precisamente como una cosa más cíclica.

Cuenta que se paraban antes  de que saliera el sol y cuando oscurecía iban a dormir porque al siguiente día había que trabajar temprano. Destaca el descanso en este proceso natural  a diferencia de la idea que se construye del éxito, de trabajar contra viento y marea, quizá como lo han hecho las familias que buscan a sus desaparecidos a sus desaparecidas. Como lo hizo un día él y su madre buscando a Bruno Avendaño.

De esa experiencia de búsqueda, Lukas señala firmemente las incompetencias técnicas, profesionales y éticas de quienes son parte de las instituciones y todo lo que desencadena. No hay competencia es simulación, concluye.

“Para poder contar en primera persona esta experiencia, que uno ya intuye, pero no tiene los pelos en la mano para poder contarla, tuvimos que pasar por ella y darnos cuenta de las deficiencias y de las faltas del Estado como institución, de la insensibilidad de los servidores públicos”.

Honrar la persistencia

Consciente de la ardua labor que realizan las familias que buscan a sus hijas o hijos desaparecidos. Y que son estas familias que lo están haciendo todo sin autoridades que la acompañen, Lukas Avendaño dice que en su pieza halló una manera de acompañar estos procesos “de mala suerte”.

No he encontrado otra manera, quiero pensar que esta es una forma de acompañar los procesos de las familias que todavía buscan, quiero pensar que con esta pieza es una manera de honrar su persistencia, su coraje, su resiliencia, su empoderamiento, sobre todo de las mujeres, porque a pesar de que han sido ninguneadas 一no históricamente, sino en la inmediatez一  siguen, cuando les dicen como a nosotros: “No, no, no”, “No se puede” “Usted está loca” “Su hijo se fue de parranda, está en un encerrón, cuando se les acabe el dinero va a salir”, “traiga su credencial de elector y su acta de nacimiento”. Pese a todo siguen. Quiero pensar que esta pieza puede ser una manera de contribuir a honrarlas y acompañarlas en su búsqueda.

De acuerdo con la Comisión Nacional de Búsqueda son 81 mil 617 personas desaparecidas y 8 mil 417 no localizadas desde 1964.

Xibalabay se trasmite a partir de este 21 de septiembre por las plataformas del Centro de las Artes San Agustín. El 2 de octubre se presenta ante el público en la capital del estado.

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