Elisa Ruiz Hernández

SAN BARTOLOMÉ QUIALANA, Oaxaca  (sucedióenoaxaca.com).- Adriana Gómez está feliz pero casi llora cuando platica que una de sus primeras muñecas Gui Velo (Azucena del cerro, en lengua zapoteca), se fue a Colombia.

“Cuando le dije a mi mamá que había vendido mi primera muñeca casi no lo podía creer.  ‘¿Tú? ¿Te compraron tu muñeca?’, me preguntaba, y dice que sintió ganas de llorar. Yo sentí más, como si se fuera un hijo el que se iba. Pero estoy muy contenta porque nunca había hecho una muñeca y que le haya gustado a una persona y me la comprara, me gustó”.

Así relata su experiencia Adriana, una joven de tez clara que porta orgullosa la vestimenta tradicional de esta localidad zapoteca, misma que fabrica a escala para las muñecas que empezó a elaborar desde hace cuatro meses.

Le responsable de que unas treinta mujeres de Quialana estén en una fase creativa que, según platican, desconocían poseer, es Dolores Leycegui, la creadora de las muñecas artesanales que visten trajes regionales de Oaxaca  pero también de  otras zonas de la República Mexicana.

Con el respaldo moral y las facilidades que le brindaron el presidente municipal, Fortino Gómez Sánchez, y del director de la Casa de la Cultura, Artemio Adán Cruz Hernández, ambos profesores jubilados, Dolores Leycegui arrancó hace cuatro meses el taller.

La invitación se hizo a mujeres, niñas, jóvenes y adultas, para darse cita en el corredor del palacio municipal. “El objetivo es que diseñen su propia muñeca quialanense, y aprovechar la habilidad en el bordado y la costura que ellas adquieren desde temprana edad pues la mayoría se confeccionan ellas mismas su propia indumentaria”, explica la conductora del taller.

Adriana Gómez, joven dedicada a la venta de aguas frescas en el mercado, y que ayuda a sus padres en los deberes del hogar, comenta que se acercó al taller por curiosidad y para “salir un poco de los problemas que una a veces tiene en la casa”, pero nunca imaginó que iba a encontrar una actividad que le gustara tanto y menos que sus creaciones se pudieran vender.

“Primero me enamoré de este trabajo que realizamos. Yo casi no tuve muñecas, de hecho siempre soñé con tener una Barbie, llegué a tener una, pero jamás imaginé que un día iba a hacer una muñeca yo misma, y mucho menos que la fuera a vender”, cuenta emocionada.

“Nosotras nos hacemos nuestros vestidos, yo me bordo mis blusas, pero jamás pensé que iba a bordarle una blusa a una muñeca. A mi muñeca le hice su refajo, ceñidor, blusa bordada, calzoncito, mandil y su cotón de guipur, que también puede ser de seda o terciopelo; su pañoleta floreada, y sus aretes y collares de chaquira”.

Dice que en su caso se siente orgullosa de la ropa que porta a diario. “Mi mamá me acostumbró desde los diez doce años a vestir toda mi ropa completa; a veces no la uso diario, pero sí unas cinco o seis veces al mes. Aquí en Quialana cuando vienen las personas que andan en el extranjero, ya saben que llegan y se visten como acá, para ellos es una vergüenza la ropa de allá”.

Quialana es un poblado situado a veinte minutos de Tlacolula, su cabecera distrital. Sus mujeres acuden al mercado de Tlacolula a vender algunos productos del campo y ahora también llevan telas, pañoletas y blusas como las que usan y que a los visitantes llaman mucho la atención.

Por tratarse de una localidad que depende económicamente de la siembra de temporal y de las remeses de los migrantes, Dolores Leycegui consideró que capacitando a sus mujeres ellas pueden contar con otra forma de allegarse recursos para sus familias.

Durante las recientes fiestas patronales de San Bartolomé, las participantes en el taller montaron una exposición de sus primeras muñecas a las que llaman Gui Velo (azucena del cerro). La venta de varias de éstas les ha dado confianza y ahora están pensando en montar una expo venta en la capital oaxaqueña.

Particularmente Adriana Gómez dice que dedicarse a confeccionar muñecas le ha dado un giro a su vida personal. “Me apuro a trabajar en la mañana, cierro mi caseta y me voy al taller. Me gusta, me siento muy contenta de hacer esto, nunca pensé que yo tuviera esta habilidad”.

Como Adriana, Josefina y Rosa también han experimentado certeza y alegría al ver que sus muñecas son del gusto de la gente y ahora han empezado a imaginar la confección del muñeco Guiunchee, hombre guapo, porque no sólo la Barbie tiene su Kent.

Adriana Gómez y Gui velo, la muñeca con nombre zapoteco, de Quialana, Oaxaca/Foto: Elisa Ruiz Hernández

 

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