Elisa Ruiz Hernández  (sucedióenoaxaca.com)/ Foto: Editorial Almadía

Oaxaca, Oax..- El frío de enero deja a su paso la muerte del periodista que si en vida fue leyenda, tras su muerte se transforma en el icono del periodismo comprometido con las causas sociales y en contra de la corrupción.

Julio Scherer también deja el recuerdo de un hombre encumbrado que no perdió la sencillez ante el más humilde de sus colaboradores.

El fundador del semanario Proceso falleció este miércoles 7 en la madrugada a los 88 años de edad. Sus restos fueron velados durante el día e inhumados por la tarde en el Panteón Francés en la Ciudad de México.

Profusas expresiones de lamento circularon en redes sociales. Sucedió en Oaxaca conversó con quien se muestra como un humilde colaborador y discípulo de Scherer, Pedro Matías Arrazola, corresponsal de Proceso en Oaxaca desde hace veinte años.

Pedro Matías no duda en afirmar que para él, como para muchos periodistas de México, Julio Scherer es «el tatamandón» del periodismo.

Tatamandón es una palabra que no figura en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, pero en los pueblos indígenas de Oaxaca se aplica a los ancianos más sabios que dirigen espiritualmente a sus comunidades.

Pedro Matías corresponsal de Proceso en Oaxaca/Foto: ssucedioenoaxaca.com

«Yo lo conocí en 1994 en un  aniversario de Proceso. Le guardo un gran respeto. Él era muy sencillo y amable, pero yo no me animaba a acercarme mucho porque me daba miedo verme ignorante si me preguntaba algo que yo no supiera qué responder», comentó el reportero que ha laborado por veinte años con el prestigiado medio informativo.

Destaca que a lo largo del tiempo que tuvo la oportunidad de estar cerca del «maestro Scherer», como se refiere a él, recuerda dos hechos que demostraron ante él la calidad humana del jefe y periodista.

Una ocasión con reunimos en el Distrito Federal los corresponsales de Proceso porque hacía varios años que no nos aumentaban salario. Buscamos al entonces director de la revista, Carlos Marín, y no nos peló, así que decidimos hablar directamente con don Julio. Nos cito en el D.F. , nos invitó a cenar, y cuando le empezamos a hacer el planteamiento, no te miento, se puso a llorar. Dijo que cómo era posible que le hicieran esto a su gente. Esto lo arreglamos mañana sin falta, nos prometió.

Narra Pedro Matías que la conversación durante la cena se centró en la figura de Andrés Manuel López Obrador que en ese momento era candidato al Gobierno de la Ciudad de México.

Al siguiente día de la reunión con Scherer los corresponsales ya tenían en contra a la dirección, pero el fundador de Proceso cumplió su palabra. «Nos subió tres veces nuestro salario a los corresponsales. Este hecho me impactó. Primero ver cómo se conmovió de nosotros y luego que haya cumplido su palabra», expresa Matías Arrazola.

Julio Scherer recibió en Oaxaca dos homenajes en vida. El primero se lo brindó la Feria Internacional del Libro en 2007, y en 2014, la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) le otorgó el título de Doctor Honoris Causa, acto al cual no pudo asistir y su hijo Julio lo hizo con su representación.

Volviendo a las remembranzas del corresponsal de Proceso en Oaxaca, Pedro Matías comenta que en el marco de la Feria del Libro acudió al stand de la revista y se formó para pedir el autógrafo al autor de libros como Terca Memoria, Variopinto y Vivir.

Yo me agaché, más bien me hinqué porque él estaba sentado, mientras me firmaba mi libro. Él entonces me dijo, no, señor Matías, no haga eso, somos colegas. Después me comentó que mi nombre le parecía muy literario, como de un cuento de Juan Rulfo.

Esta fue la segunda ocasión en que el periodista oaxaqueño nuevamente se sorprendió por lo magnánimo de Julio Scherer García. Era un hombre muy sencillo, amable, caballeroso, que tenía gran aprecio a sus corresponsales, recuerda.

Pedro Matías señala que como maestro también fue un ejemplo de honestidad. «Yo me identifiqué mucho con él cuando leí en uno de sus libros cómo rechazaba los regalos que le ofrecían personajes muy poderosos de la política. Además de que era un maestro que transmitía su mística del periodismo a su equipo».

Pedro Matías rechazó un «vochito» que se había ganado en una rifa organizada por el gobierno de Oaxaca, un Día del Periodista, en tiempos de José Murat.

También recuerda aquel principio periodístico del reportero que, como Oriana Falacci, hizo de su vida una «entrevista con la historia», pues dejó memorables textos de entrevistas con personajes como Fidel Castro, al inicio de la Revolución Cubana, hasta aquella que en 2010 realizó al capo de la droga «El Mayo» Zambada: «Si el Diablo me ofrece una entrevista, voy a los infiernos…».

Por último, Pedro Matías, también colaborador del portal informativo Página 3, agrega que la muerte de Scherer, a tan solo un mes de la de su amigo y colaborador Vicente Leñero, es un signo de que ambos eran inseparables.

«Don Julio era inseparable de Leñero. Se fueron juntos», lamenta.

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