Paola Flores

OAXACA, Oax. Después de seis años de espera estudiantes y maestros del Centro de Iniciación Musical de Oaxaca, (CIMO) por fin regresarán este otoño a su domicilio original en Crespo 909, en el centro de esta ciudad capital.

El lunes pasado padres de familia, alumnas, alumnos y el director del CIMO, César Delgado Martínez confirmaron públicamente que en breve podrán hacer uso de las instalaciones que albergarán a estudiantes de esta disciplina artística en Oaxaca, no obstante ni el director de la Institución ni la Secretaría de las Cultura y las Artes (Seculta) han podido informar la fecha de cambio.

El inmueble de Crespo fue inaugurado en 2016 por el exgobernador Gabino Cué Monteagudo a pesar de estar inconcluso. Luego, a principios de 2017, la nueva administración encabezada por Alejandro Murat informó que el espacio presentaba irregularidades y tenía que ser sometido a una evaluación de Protección Civil y expertos de la UNAM por lo tanto no podía ser utilizado.

Vinieron los sismos de septiembre, y debido a los daños entre la población se retrasó más la entrega. A principios de este año las autoridades estatales aseguraron que sería en marzo, pero  fue hasta la tarde del lunes 8 de octubre cuando por fin se hizo pública la entrega de las instalaciones. El titular de la Secretaría de las Infraestructuras, Fabián Sebastián Herrera Villagómez aseguró (vía twitter )  «las diversas fallas han sido corregidas».

Soledad Torres Ortíz, maestra de piano en esa institución lo celebra, para ella la entrega del inmueble representa el cierre de un ciclo.

[quote]“Yo llegué a la escuela en 2008, en el 2010 nos presentaron las maquetas del edificio, no creíamos que fuera posible, pero un día el director César Delgado nos anunció que nos íbamos, que tirarían la escuela, luego vino la primera piedra, y dilató para que empezara la construcción,  ahora ya está, pero ha sido una lucha constante.”[/quote]

Por su salón han pasado más de 120 estudiantes, muchos de ellos ahora se preparan como músicos profesionales en la UNAM o el Conservatorio Nacional.  “Hemos pasado por mucho juntos, tuvimos un salón con ratones, goteras enormes, sin luz, por eso para mí son un orgullo todos los alumnos que han salido de aquí, verlos tocar y crecer me da mucho alegría”, relata.

Rigoberto Pérez Sosa, encargado de cuidar los instrumentos desde hace 28 años, también ha visto desfilar a varias generaciones de músicos, muchos hoy integran filarmónicas y sinfónicas de primer nivel: “Aquí les damos los instrumentos para que empiecen, ellos se comprometen a darles un buen uso y así funciona, han salido muy buenos violinistas, clarinetistas, pianistas, saxofonistas, de todo”, dice sonriente, mientras acomoda los estuches de instrumentos. Confía en que las nuevas instalaciones cuenten con un espacio adecuado para todos ellos.

Victoria Hurtado, vigilante nocturna desde hace nueve años es más escéptica. Y tiene razones para dudar, pues no es la primera vez que les prometen el tan anhelado cambio. A pesar de que el inmueble  fue entregado oficialmente, ella opina: “hasta que yo no vea todo en camiones y recoja mis cosas, yo no me la creo ¿Será que ahora sí nos cambiamos?” cuestiona.

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 30 años formando músicos

El CIMO tuvo su origen en 1988, fue fundado por el músico y promotor cultural Jorge Mejía Torres con la intención de educar musicalmente a niños y jóvenes oaxaqueños.

En noviembre de ese año, el gobernador Heladio Ramírez lo hizo oficial. Su sede en ese entonces era el exconvento de los Carmelitas Descalzas, ocupado actualmente por el arzobispado y las oficinas del Registro Civil.

A partir de ese momento inició la historia del CIMO. Desde la década de los 90 y hasta ahora, los personajes involucrados en su desarrollo van desde el gobierno del estado, hasta particulares alemanes, japoneses y hasta la iniciativa privada representada por Alfredo Harp Helú  e Isabel Grañen Porrúa.

 

 

Reportera. Me gusta contar y escribir historias sobre temas de cultura: libros, árboles y comida.