* Ofrecen homenaje a la fotógrafa mexicana, en el Centro de las Artes San Agustín

Rocío Flores/Foto: Eduardo González

SAN AGUSTIN, ETLA, Oax.

–Todo lo que hago es un fotoreportaje en la vida, sin embargo, no trato de mostrarles la realidad, solo presento lo que veo.

La fotógrafa Graciela Iturbide responde así a una de las pregunta que la periodista y escritora Elena Poniatowska  le ha hecho, sobre la posibilidad o interés por  el fotoreportaje. Ambas están en una charla a modo de entrevista que la Feria Internacional del Libro organizó como parte del homenaje a la fotógrafa mexicana.

La artista comparte con el público sobre su pasión por la Fotografía, un oficio que, en palabras de Poniatowska, ha llevado a su máxima capacidad, a una capacidad amorosa.

– La Fotografía para mi es la sorpresa, en el momento que yo siento que el corazón me late, aprieto el botón de la cámara.

Iturbide y Poniatowska están frente a cientos de personas, muchas de ellas esperaron por espacio de una hora, para escucharles.  En el escenario, los tonos grises de la ropa de la fotógrafa, contrastan con el vibrante fiusha del vestido de la periodista, también homenajeada por la FILO un día antes.

Sus personalidades aparentemente disímiles, tiene toda la atención de un público que ha llenado el salón más alto del Centro de las Artes San Agustín. La escritora ha enunciado al principio una serie de preguntas que Graciela Iturbide va respondiendo de manera espontánea o según va recordando.

Habla de sus viajes, a la India, sobre la comodidad que siente para hacer su trabajo en Italia, más que en Francia.  Sobre su estancia en Juchitán y también de sus libros.  La escritora le pregunta si tiene una imagen o un libro favorito, producto de sus viajes  por el mundo. Graciela dice que le cuesta un poco definirse por alguno, pues cada fotografía o libro son tiempos diferentes de la vida, aunque finalmente admite que una de las  más emblemáticas fotos aparece en el libro Juchitán de las mujeres.

– Fue un proceso que disfrute mucho, estar en Juchitán me sirvió para aprender de la gente, compartí con mis amigas juchitecas, tomaba algunas fotografías que me pedían, por ejemplo Magnolia (un muxe) un día llegó  y me dijo que le tomara una foto. La imagen de Nuestra señora de las iguanas que se volvió un ícono, pero no tengo nada que ver con eso, es por ella, por la mujer que aparece en la imagen.

Graciela asume el compromiso de volver a Juchitán cuando se recupere de la operación que tuvo recientemente en la pierna por un accidente en su casa. Dice que quiere restablecer la tumba de la mujer que le dio esa imagen. Recuerda que Juchitán está debastado por el terremoto de septiembre  y que hay que seguir apoyando para la reconstrucción de ese pueblo; por lo pronto, el dinero de las ventas de sus libros será destinado para ese propósito.

La charla transcurre entre anécdotas de Poniatowska sobre su relación con Iturbide y respuestas concretas de Graciela sobre su trabajo, o su experiencia en la región de la Mixteca, de Oaxaca, por mencionar algunos otros temas. Llegando al final, ella habla de su condición de mujer en el mundo de la Fotografía.

–Nunca he tenido ningún problema por ser mujer fotógrafa. México es un país de fotógrafas y fotógrafos, yo reiteró siempre mi admiración y respeto por Manuel Álvarez Bravo, de él aprendí mucho, él me recordó la importancia de leer un libro, de escuchar música… también  me gusta y admiro el trabajo de muchas fotógrafas como Sara Castrejón,  de las miradas femeninas de la Revolución.

Sara Castrejón fue una de las 14 mujeres fotógrafas que había en el país durante la Revolución Mexicana, según documentan textos del INAH y Conaculta. Sólo de ella se conservan imágenes.

Graciela Iturbide también reconoció el talento de Tina Modottartista, italiana radicada en México, donde  realizó la mayor parte de su obra.

La charla llega a su fin y todos se alistan a pasar a la sala donde se inaugura la retrospectiva con 217 piezas de la artista, considerada en el mundo del Arte, como  una de las mejores en la Fotografía Contemporánea.

En el salón lleno, los asistentes observan, comentan, confirman lo que el director del Centro de las Artes dijo durante la bienvenida: «Graciela ha dicho que la fotografía es una oportunidad para conocer la vida y este día es una oportunidad para conocerla a ella».

Graciela convive con todos, se detiene con los asistentes, les escucha, les responde, les abraza, decenas de fotógrafos le siguen para intentar retratar la mirada inigualable de la artista.

 

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