Jefe Larva/

Apretado entre los chismosos, los que llegaban tarde y la mesa de “invitados”, supe que tenía que haber mentido para ganarme una acreditación de prensa. Estando en el chacaleo oficial habría tenido un mejor ángulo y mis oídos no tendrían que soportar las incesantes peticiones de una empleada con aires de autoritarismo irrisorio. Ni el otro fotógrafo ni yo la tomábamos en cuenta, nuestro objetivo era mucho más importante que complacer a una señora malencarada.

Tenía rato que desfilaban socialités anónimas y actores invitados para la alfombra de la película ¿Qué le dijiste a Dios?, cuando llegó un “camionetón” negro. Los gritos del pueblo apostado e inmóvil desde hacía horas retumbaron por la calle del teatro Metropólitan y confirmaron la identidad del invitado más famoso de la noche: Alberto Aguilera Valadez, conocido en territorio nacional como Juan Gabriel. “El divo”, vestido como una suerte de leprechaun a la mexicana, abrió el desfile para la directora Teresa Suárez y los protagonistas del filme (entre ellos, una  talentosa Tehuana): Amorita Rasgado, Gina Vargas, Olinka Velázquez, Erika de la Rosa, Mar Contreras, Víctor García (sí, el de la Academia) y Mark Tacher, notándose la ausencia de Regina Orozco y Alejandro de la Madrid (cuyos personajes en la película aportan calidad indiscutible).

Cientos de flashazos, gritos y minutos después por fin pude encuadrar y, con la complicidad de Amorita y Gina, obtener algunas fotos de un reducido elenco y, cómo no, del señor Juan Gabriel. Habiéndose esfumado todo el glamour hacia las entrañas del Metropólitan, el único espectáculo disponible era el baile de un vago místico que tarareaba una canción de Juanga. Por más hipnótico que me resultaba, avancé con los demás en la fila e ingresé al teatro.

Desde la última sección de la planta alta, la directora, el elenco, jefes de distintos departamentos en la producción del largometraje y Juan Gabriel parecían miniaturas en una suntuosa maqueta. Se dijeron agradecimientos y expectativas desde la lejana tarima; se apagaron las luces y los centenares de asistentes fueron iluminados por la luz de la pantalla. Comenzó a sonar una versión de Buenos días señor sol, maquinada por Luca Ortega, el maestro musical encargado de reinterpretar las canciones del Divo de Juárez para ¿Qué le dijiste a Dios?.

Corrieron los créditos iniciales, terminó la canción y fuimos arrojados a la historia de unas empleadas domésticas que, haciendo justicia divina, roban a su patrona rica para desencadenar una serie de eventos que en ocasiones justifican el empleo de éxitos como “Vienes o voy”, “El Noa Noa” o “Yo no nací para amar”, y en otras se sienten ingenuamente forzadas. Claro que la deficiente narrativa y pobre ejecución del lenguaje cinematográfico por parte de la directora, no demeritan el trabajo musical, coreográfico y de canto realizado por la mayoría del elenco. Hay momentos en que en realidad se le hace justicia a las canciones de Juanga, otros en que resalta el brillante trabajo de Regina Orozco y Amorita Rasgado, y varios más en los que el público se divierte genuinamente (no fueron pocos los momentos en que algún diálogo o situación resultaban complacientes para la audiencia).

¿Qué le dijiste a Dios? resulta un trabajo interesante por ver cómo el género musical se inserta en el imaginario colectivo mexicano: pueblos pintorescos vs el DF, una evidente segregación social y canciones de uno de los compositores más destacados en la música popular mexicana.

Al terminar la función la salida del teatro fue un tanto caótica, aunque me dio suficiente tiempo para recolectar algunas impresiones de gente que se encontraba entre el numeroso público. En general, les gustó. Así que ahora lo único para ¿Qué le dijiste a Dios? es esperar la respuesta de otros mexicanos que vayan a verla a partir del viernes 17 de enero (con 450 copias, muchas para estándares del cine nacional, parece tener grandes expectativas. Esperemos que se cumplan.

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