*La Costa Chica que se localiza entre Oaxaca y Guerrero ha sufrido por años una velada discriminación, este relato es un ejemplo de situaciones que nos trasladan a épocas que parecían olvidadas

Adán Sandoval/

La comunidad afrodescendiente en México en ocasiones pasa desapercibida, son casi invisibles, a pesar que su aportación cultural en el país en notoria, la Costa Chica que se localiza entre Oaxaca y Guerrero ha sufrido por años una velada discriminación y en ocasiones salta a la luz pública situaciones que nos trasladan a épocas que parecía ya se había borrado.

En la población de El Ciruelo,  Pinotepa Nacional, Oaxaca parece  que no existen derechos para los pobres ni para las personas con capacidades diferentes, que tienen que enfrentarse a realidad de las políticas sociales que en ocasiones ni siquiera  las tienen contempladas en su agenda.

Al respecto La Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y su Protocolo Facultativo , aprobados el 13 de diciembre de 2006 en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, señala un “cambio paradigmático” de las actitudes y enfoques respecto de las personas con discapacidad.

«La Convención se concibió como un instrumento de derechos humanos con una dimensión explícita de desarrollo social. En ella se adopta una amplia clasificación de las personas con discapacidad y se reafirma que todas las personas con todos los tipos de discapacidad deben poder gozar de todos los derechos humanos y libertades fundamentales.

Se  precisa cómo se aplican a las personas con discapacidad todas las categorías de derechos y se indican las esferas en las que es necesario introducir adaptaciones para que puedan ejercer en forma efectiva sus derechos y señala también los campos sociales en los que se han vulnerado esos derechos y en las que debe reforzarse la protección.

Hace siete años de esta Convención Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad, pero en México, específicamente en la población de El Ciruelo  esos derechos son pisoteados y humillados; “mientras fuera de ahí el mundo lucha por igualar los derechos de las personas con discapacidad y el mundo sepa que todos somos iguales”.

Recientemente  en El Ciruelo, población de la Costa Chica de Oaxaca , se realizaron los comicios para elegir al agente municipal  en donde por elección popular se designó a Eloy Saguilan Rodríguez como nuevo Agente, quien tuvo mayoría sobre el señor Emilio Toscano, elección que fue vigilada y avalada por el Instituto Federal Electoral (IFE).

Sin embargo Jaime Enrique Laredo Toscano , quien se acredita como el estudiante de la facultad de  Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca,  y sus familiares Juan Laredo Clavel, Oralia Toscano y Emilio Toscano, se ha encargado de humillar y discriminar a la gente de la comunidad de El Ciruelo a quienes por pertenecer  a la raza negra, los  llaman ‘changos’, en tono racista, discriminatorio.

Esas actitudes, retrogradas, se acentuaron hacia Eloy Saguilan, joven de escasos recursos y con discapacidad, quien fue electo como agente municipal de esa comunidad.  Los señores Jaime Enrique Laredo Toscano y familiares , se han encargado de llamarlo ‘genco’,  ‘mocho’, y ‘cojo’, y todo tipo de insultos, porque su soberbia no les permite ver que todos somos iguales.

El colmo del caso se dio cuando Juan Laredo Clavel y Oralia Toscano, concluidas las elecciones, en el momento en que se retiraban los representantes del IFE les arrebataron las boletas y junto con su hijo Jaime Toscano  las quemaron.

Mientras la  señora  Oralia Toscano gritaba todo tipo de groserías a los ciudadanos, les hacía señas obscenas, ‘bailaba’ y ‘modelaba’ manifestando que le envidiaban su belleza, porque ellos pertenecen a la clase rica y poderosa de la comunidad.

Hay  lugares de este país en donde aún se pueden ver este tipo de situaciones en los que parece que el tiempo se detuvo y se tiene que convivir, con gente de este tipo de pensamiento, que considera que por tener cierta posición social pueden tienen la facultad de imponer su opinión, los tiempos han cambiado y habrá que hacer las denuncias pertinentes a las instancias correspondientes para que tomen cartas en este asunto que es en verdad grave.

 

 

 

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