Rocío Flores

SAN MATEO DEL MAR.  Las niñas y niños son parte de las víctimas más vulnerables del sismo del jueves siete de septiembre, que derrumbó hogares en varios pueblos del Istmo, pero de ellos las autoridades federales y estatales no dicen mucho,  lo fundamental para la Secretaría de Educación Pública hasta ahora,  es reconstruir la infraestructura educativa.

En esta población ikoots, la primera y la única institución que se ha ocupado es la Unicef México, a través de dos representantes, Paola Gómez y Dora Giusti, el organismo internacional asistió a la niñez de esa región.

De manera general, el organismo informó que los niños afectados en el Istmo por el terremoto del siete de septiembre, muestran síntomas de estrés y sienten un miedo constante de volver a vivir la experiencia.

Según lo observado en las poblaciones de la región, entre las que se ubica San Mateo del Mar, hay necesidades de agua y saneamiento. Detallan que los insumos como agua purificada para tomar, gel antibacterial, pañales, toallas sanitarias y papel higiénico son esenciales en estos momentos.

La Unicef explica que el regreso a la escuela y atención psico social, son algunas de las prioridades para ayudar a las niñas y niños.

La coordinación con la sociedad civil y autoridades mexicanas es crucial, apunta en su informe, también, sugiere espacios amigables (lejos de escombros y otros riesgos) donde se puedan realizar actividades lúdicas, artísticas y musicales de base terapéutica.  Así mismo propone  el  retorno a la normalidad a través de escuelas móviles y personal temporal de ser necesario.

Por último informan sobre la necesidad de mejorar la higiene y sanidad para evitar la propagación de enfermedades gastrointestinales.

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En San Mateo del Mar, la población infantil no tiene un lugar seguro para atenderles y propiciar un entorno menos difícil, señala por su parte, la maestra Beatriz Gutiérrez Luis, profesora del preescolar Vicente Guerrero, ubicado en esa comunidad.

La maestra comenta que han buscado la posibilidad de darles atención en la cancha  deportiva durante al menos dos horas, pero las mamás aún tienen miedo, “no quieren soltar a sus niños  para que se integren, es normal, siguen las réplicas”.

Han pasado 10 días de ese sismo de 8.2 en la escala de Richter, desde esa fecha un promedio de 2 mil niñas, niños y jóvenes estudiantes de nivel, preescolar, primaria, secundaria y bachillerato se quedaron sin atención escolar.

Aunado a esto, en algunos hogares las fosas sépticas quedaron destruidas por el terremoto y se corre el riesgo de contaminación al agua de los pozos cercanos.

Ninguna autoridad en materia de salud, ni estatal ni federal, ha pasado por ahí, del  Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca pasó una persona del área de infraestructura escolar .

“Los chiquitos están totalmente descuidados”, expuso.

[quote] “Estamos esperando que pase una semana más y a ver si ya podemos instalarnos  en la calle, frente a esta escuela, hemos pensado otras maestras y yo llevar pinturas y materiales  a la cancha pero no hay un ambiente idóneo para los niños, hay policías, elementos de la Marina, la brigada médica… mucha gente. Si por nosotras fuera ya hubiéramos empezado las clases, es una forma de que piensen en otra actividad y no en el temblor que derrumbó  hogares de algunos estudiantes”.[/quote]

El temor se percibe en algunas madres, abrazan a sus niños cada vez que sienten un movimiento o ruido extraño, las niñas y niños más pequeños buscan cobijo entre las piernas o solo en las enaguas de sus madres.

Los  miedos de las personas adultas también se trasmiten a los niños, apunta la docente, también directora del preescolar.

[quote]Beatriz   destaca, “nadie estaba preparado para un sismo de esta dimensión, hubo desorganización y mucho miedo”. [/quote]

Después del susto, dice, se organizaron dos cocinas comunitarias con apoyo de la asociación civil CAMPO y el CDH Tepeyac, una, en el preescolar  y otra en el bachillerato comunitario, éste último también funciona también de albergue para 30 familias que se quedaron sin hogar.

Mientras platica, Bety mira su escuela, las paredes están agrietadas, las ventanas rotas, unas varillas destacan en la construcción, apenas logran sostener los tres salones,  el techo parece a punto de caer.

En una pared todavía cuelgan imágenes y textos en ombeayiüts, la lengua materna de los ikoots, dos caballitos de madera se mueven con el movimiento de una nueva réplica que sucede mientras conversamos, al fondo, una mesita con platitos está lista para recibir a los niños y niñas que antes del  terremoto corrían por esa escuela bilingüe, ahora inservible, de San Mateo. Solo dos aulas parecen estables aunque no hay un diagnóstico de Protección Civil que les dé certeza de que funcionarán.

Ayer domingo, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer anunció que se destinarán recursos por mil 870 millones de pesos para la reconstrucción de las escuelas del Istmo de Tehuantepec, que resultaron afectadas.

El responsable de la política nacional educativa indicó que en Oaxaca se tienen registradas mil 75 escuelas con algún tipo de afectación en todos sus niveles (desde preescolar hasta el nivel superior), 177 de las cuales presentan daños severos y que tendrán que ser reconstruidas en su totalidad. Agregó que de ser necesario, además de los mil 870 millones de pesos, se gestionarán recursos ante el Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) .

Pese a la información, para la maestra Bety, la esperanza de tener una escuela preescolar parece muy lejana, dice que si en tiempos normales tienen goteras y  techos dañados que tardan en promedio dos años en reparar… “imagínate ahora… aunque estén los recursos del Fonden”.

Mientras tanto, el Instituto de Educación Pública de Oaxaca anuncia que  hoy inician las clases por TV e Internet, en todas las zonas afectadas del Istmo, donde miles de niños se quedaron sin hogar.

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