Pueblos del Istmo de Tehuantepec luchan contra trasnacionales

Jorge González

Antecedentes

En 1986, durante el mandato presidencial de Miguel de la Madrid la Comisión Federal de Electricidad (CFE) instala estaciones anemométricas en el Istmo de Tehuantepec, se genera entonces interés en la región y se realizan diferentes evaluaciones del potencial eólico del Istmo de Tehuantepec, tanto por la CFE como por el Laboratorio Nacional de Energía Renovable de los Estados Unidos, National Renewable Energy Laboratory (NREL), este último a petición del gobierno del estado de Oaxaca y financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

En 1994, la CFE logró realizar la construcción del primer proyecto experimental de energía eólica, La Venta I, de 1.575 megawatts de capacidad que se ubicó en el poblado de La Venta, agencia municipal de Juchitán, Oaxaca, donde se instalaron siete aerogeneradores con una capacidad de 225 kilowatts cada uno. La zona se caracteriza por fuertes vientos cuya velocidad promedio anual fluctúa entre los 20 y 25 metros por segundo, la cual coloca a la región como una de las de mayor potencial generador de energía eólica en el mundo.

Según testimonios de comunitarios,a base de engaños y manipulación de información, comuneros de distintos pueblos comenzaron a autorizar, por cantidades que oscilan entre los $7500.00 a $25000.00 por hectárea, para que instalen los aerogeneradores, violando así la ley agraria, pues hay firmas de contratos individuales, como si los comuneros fueran pequeños propietarios. A partir de ese momento se comienza a desarrollar el proyecto eólico más grande de Latinoamérica y el segundo más grande del Continente Americano.

México pretende colocar hasta tres mil astas en el Istmo de Tehuantepec para el año 2030.

En la actualidad empresas españolas como Iberdrola Renovables y Gamesa, son las que obtienen la mayoría de las ganancias del proyecto.

Los efectos ambientales

Ante los impactos ambientales que han generado dichos proyectos, hay una negativa por parte de los comuneros de distintos pueblos de esta región oaxaqueña. En la actualidad las comunidades aledañas a la barra de Santa Teresa, han emprendido una ardua lucha en contra de los tres niveles de gobierno y las empresas trasnacionales inmiscuidas, en su mayoría españolas. Comunidades como Álvaro Obregón, San Dionisio del Mar, Unión Hidalgo e Ixhuatán, continúan en la resistencia antes los embates por parte de paramilitares financiados por las empresas eólicas y el gobierno, así como por parte de granaderos del gobierno del estado, de acuerdo a testimonios de pobladores.

Barra de Santa Teresa es uno de los puntos estratégicos para la instauración de aerogeneradores eólicos

“Está zona es la cereza del pastel para las empresas trasnacionales, tanto por su posición como por el viento, el problema y lo preocupante de esto es que nosotros como pescadores, ya no vamos a tener con que comer, ni con que alimentar a nuestras familias”, aseguró  José Cruz López, originario de San Dionisio del Mar y pescador de la comunidad»

Según información proporcionada por los pescadores y comunitarios de la zona, debido a las ondas de sonido y a las grandes cantidades de aceite que tiran en el mar y al que se mezcla en los mantos acuíferos, los peces de la zona se van o se mueren y no solo peces, sino aves también.

Aunado a esto, los pobladores aseguran que la tierra ya no es fértil, a pesar de que el gobierno asegura lo contrario.

En mayo del 2010, el entonces director de la Comisión Federal de Electricidad, Alfredo Elías Ayub, reiteraba casi eufórico en la inauguración de un parque eólico que le entregaría electricidad a Wall Mart: “Donde antes había tierras estériles, hoy tenemos un bosque de energía”.

A pesar de que el megaproyecto es considerado como un elemento de producción de energías limpias, debido al uso de recursos no contaminantes, en este caso el aíre, en comparación a otras formas de producir energía, muchos pobladores opinan todo lo contrario.

“Este proyecto lo único que ha ocasionado es asesinar nuestra forma de vida. Matan a nuestros árboles, a nuestros peces, nuestra agua y nosotros siempre hemos vivido y cuidado nuestra tierra, ellos (empresarios y gobierno) qué van a saber, a ellos eso no le importa”, aseguró un comunitario de San Dionisio del Mar.

 

El camino de la Autonomía

 La comunidad de San Dionisio del Mar y Álvaro Obregón, ambas colindantes con  Barra de Santa Teresa, actualmente son comunidades que se rigen con base en la Asamblea Comunitaria y la Policía Comunitaria, sin embargo, años atrás se regían por medio del sistema partidista, aseguran.

En San Dionisio del Mar, por ejemplo, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) gobernó durante 30 años, hasta que en el 2011 durante el mandato de  Miguel López Castellanos, la comunidad lo desconoció e instauró la Asamblea General de los Pueblos de San Dionisio (AGPSD), perteneciente al mismo tiempo de la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio.

El camino de la autonomía por el que han optado estas comunidades ha provocado un hostigamiento constante por parte de las autoridades gubernamentales y las empresas eólicas, hostigamiento que va desde violencia física por parte de paramilitares y granaderos, hasta el corte de luz e incremento de tarifas por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), tarifas que han llegado hasta los 25 mil pesos.

El 14 de diciembre de 2014, se intentó instalar el Instituto Nacional Electoral (INE) previo a las elecciones para presidente municipal, no obstante los pobladores los expulsaron. Y el 28 de diciembre, 900 policías estatales intentaron acceder a la comunidad, sin embargo los comunitarios hicieron una barricada con árboles y piedras de aproximadamente dos kilómetros en la carretera, por lo cual no pudo acceder la Fuerza Pública, ni el INE.

“La Asamblea de Pueblos lleva tres años de resistencia, después de que nos engañaron y nos obligaron a firmar un contrato  para instaurar el Proyecto Eólico. Después sobornaron al presidente municipal, le dieron un buen billete para que se aceptara el cambio y uso del suelo, lo anterior provocó la unión como comunidad, porque ni siquiera nos consultaron.

«Acá la cuestión política ha venido a retrasar mucho el desarrollo de San Dionisio, no queremos saber nada de ellos”, aseguró Felipe Castellanos López, miembro de la Asamblea, al medio informativo Subversiones.

El 8 de diciembre de 2013, en la comunidad de Álvaro Obregón se instauró la Asamblea General del Pueblo de Álvaro Obregón (AGPAO), al igual que la de San Dionisio, miembro de la Asamblea de los Pueblo Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio, con lo cual negaron de facto el sistema partidista que durante años había regido a la comunidad.

No obstante el 2 de marzo del año 2014, Jorge Alonso Santiago del partido Frente por la Democracia y el Desarrollo (FDD), fue electo presidente por 680 personas a favor de las aproximadamente mil personas que participaron (la población total del pueblo es de aproximadamente 3 mil 500 personas) en una contienda electoral organizada por los coceistas Héctor y Gloria Sánchez.

Ante esta situación los comunitarios respondieron y desconocieron dichas elecciones, por lo cual se suscitaron hechos de violencia en los cuales resultó herida de bala una persona. Las elecciones se cancelaron por falta de condiciones y los comunitarios nunca reconocieron al candidato ganador.

Caravana Libertaria

 El proceso de lucha y de resistencia de los pueblos zapotecos Ikoojts y Binizaá, que comprenden las comunidades aledañas a la Barra de Santa Teresa, ha hecho un eco internacional y distintas organizaciones civiles, no gubernamentales e independientes lo han apoyado de distintas formas.

Del 15 al 18 de enero del año en curso, distintos colectivos que reivindican el ideal Libertario y Anarquista, convocaron a una caravana en apoyo a los procesos de resistencia que están llevando a cabo los pueblos, el Itinerario comprendió tres puntos en la región del Istmo de Tehuantepec: San Francisco Ixhuatán, Álvaro Obregón y San Dionisio del Mar.

La caravana contó con la presencia de distintas personalidades y medios independientes, tanto nacionales como extranjeros.

“Nos sentimos entusiasmados, hemos estado con los compañeros de Álvaro Obregón desde hace tiempo, hemos estado en los momentos difíciles y ellos han estado con nosotros también. El objetivo de esta caravana es refrescar y apoyar el proceso de lucha que tienen las y los comunitarios, somos muy afines a los principios de su  lucha  creemos que es importante conocer el trabajo que han hecho. La idea es compartir conocimientos y emociones, entablar una relación con la comunidad, por eso convocamos a esta caravana a los distintos colectivos libertarios y anarquistas que están aquí”, dijo un miembro del colectivo Anarquista Barro Negro, durante la presentación en la Ciudad de Oaxaca, del documental Istmo Rebelde, del Francés Alessi Dellumbri, un día antes de que la caravana iniciará.

Durante la caravana los distintos colectivos ofrecieron talleres, tales como Video, Documentación y Fortalecimiento de Radios Comunitarias, Teatro y Expresión Corporal, Conciencia Ambiental, Introducción al Manejo de la Basura; Creación de Semilleros y Compostaje, entre otros. Así mismo hubo eventos musicales y proyecciones de documentales.

La caravana concluyó el día 18 de enero y el vínculo entre la población y «los libertarios», dejó una sensación de que el encuentro rebelde, sería, quizá el primero, pero no el último.

Futuro incierto

Con la modificación de la Ley Energética, sobre todo de las leyes secundarias, llevada a cabo el año pasado, los pueblos indígenas, en este caso los pueblos istmeños, son vulnerables, en un margen de discrecionalidad al despojo de sus tierras en favor de las empresas trasnacionales, ya que los energéticos son considerados de interés social y de relevancia nacional, por lo cual antes que todo, están los energéticos.

Anteponiéndose incluso al artículo 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que otorga el derecho a  las comunidades indígenas de ser consultadas antes de que se instaure algún proyecto en sus territorios, la modificación a la Ley Energética, da cabida a que la Secretaría de Energía, sea el órgano que defina lo conveniente a los intereses de la Nación.

“Ante los diversos intentos de desalojo a esta resistencia indígena, nos hemos enfrentado a distintos grupos de poder, tanto del gobierno estatal, como del federal. El día de hoy somos categóricos al decir que estamos preparados ante cualquier embestida, haremos lo que este dentro de nuestras posibilidades, pero no declinaremos y resistiremos hasta el último momento”, aseguró Alejandro López, miembro de la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio, en entrevista a este medio.

A pesar de que los comunitarios están conscientes de que  en cualquier momento puede haber una incursión armada en el conflicto, muchos de ellos tienen la convicción de que van a triunfar en su lucha. Hasta el momento, tanto en Álvaro Obregón, como en San Dionisio del Mar, ha dejado de trabajar la empresa de capital australiano y japonés, Mareña Renovables, sin embargo, Eólica del Sur, es la nueva vestidura de la empresa, en lo que aparenta ser un nuevo intento por instaurar su proyecto en la codiciada Barra de Santa Teresa.

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