Deyanira Aquino

OAXACA, Oax. El fuerte incendio en la refinería “Antonio Dovalí Jaime” ubicada en el puerto de Salina Cruz, suscitado la mañana del pasado miércoles 14 de junio y que permaneció activo durante más de dos días con la cifra oficial de un fallecido, ha dejado varias lecciones para reflexionar y acciones para demandar a funcionarios de la paraestatal Petróleos Mexicanos, y autoridades del gobierno federal, estatal y municipal.

Desde mediados de los años setenta e inicios de los ochenta, periodo en el que se inició la construcción y puesto en operación del complejo petrolero; hubo un gran debate por su ubicación, ya que era zona lagunar, haciendo oídos sordos el ingeniero Héctor R. Lara Sosa en ese entonces gerente general de Refinación de la paraestatal, decidió que ahí se instalara.

En plena construcción tuvo su primera inundación, una de muchas que se han reportado.

No es nuevo lo que sucedió el pasado 14 de junio derivado según la paraestatal por las fuertes lluvias causadas por las tormentas tropicales Beatriz y Calvin, tampoco es nuevo el grave percance del incendio, que como lo reconoció la vocería de Petróleos Mexicanos, es su responsabilidad.

En voz de un jubilado de Pemex con más de treinta años de experiencia en la industria petrolera este siniestro fue un error.

“Todo percance se debe a un error humano. Estábamos preparados para este tipo de conflagraciones. Cubríamos turnos sin descanso…no permitíamos que se propagará más, era nuestra responsabilidad”.

En el año de 1986 hubo también un fuerte incendio de un tanque de almacenamiento de crudo, durante varios días de trabajo arduo y continuo, lograron sofocarlo; en ese entonces participó el personal de Pemex, trajeron equipo y personal de comunidades cercanas, además de personal especializado en  incendios industriales; en ese tiempo no hubo necesidad de evacuar a habitantes pues no existían colonias que ahora están apostadas en las cercanías de la refinería.

En esa época el gobierno creó una comisión especial mixta para analizar la seguridad de las instalaciones petroleras. El dictamen de los representantes de esa comisión, fue que la negligencia y el descuido del sindicato petrolero y funcionarios eran graves, en virtud del alto grado de peligrosidad que revestían sus actividades.

En medio de un incremento notable de accidentes en las instalaciones petroleras, entre confabulaciones de funcionarios de esa paraestatal y dirigentes del sindicato petrolero e industriales indiferentes que soslayaban el problema, nació la Asociación Nacional de Trabajadores y Técnicos de Pemex, (ANTYPP), para denunciar la corrupción que prevalecía en esa paraestatal, generando desde ese entonces, despidos injustificados, represiones y jubilaciones tempranas bajo amenaza de ser despedidos sin prestaciones de muchos de sus agremiados.

Han sido muchos años de lucha contra la mala administración de esa paraestatal, saqueos del bien de la nación, años de malos funcionarios al frente de las superintendencias de las refinerías y complejos petroquímicos de Pemex, que ha derivado en falta de mantenimiento en los complejos petroleros; la entrada de empresas extranjeras y mano de obra extranjera que a su vez va provocando desempleo, un sinnúmero de actos de corrupción, a través de amiguismos y compadrazgos.

Un número creciente de accidentes en la paraestatal han cobrado la vida de trabajadores, dañando el medio ambiente ante la complacencia de la Profepa y Semarnat, un contubernio de funcionarios y el silencio de legisladores de “oposición” que solo alzan la voz cuando suceden, pero callan durante su gestión recibiendo abultados sueldos y beneficios que los mantiene callados.

Este último incendio en la Refinería de Salina Cruz, puso al descubierto la impune acción criminal de los gobiernos en sus tres niveles, unos omisos, otros cómplices, la falta de acciones de prevención, capacitación del personal que opera las plantas petrolíferas, carencia de un presupuesto idóneo para su mantenimiento, creación de protocolos de actuación en casos de incendio para la comunidad.

Lo peor, ante la falta de comunicación oficial y confiable de lo que sucedía, aunado a la irresponsable actuación de  medios de comunicación, se creó pánico y zozobra en la población, un pésimo manejo de la información sin fundamento, combinado al uso de las redes sociales donde se multiplicaban suposiciones terribles.

Solo debe recordarse, en Salina Cruz, desde el año de 1974 se instaló una planta de amoniaco, en el año de 1979 se inaugura la primera etapa de la refinería, en 1988 se inaugura la segunda etapa, y así continúa la instalación de industrias petroquímicas, hasta la actualidad, por consecuencia, un crecimiento en la población y en su economía.

Lo anterior obliga a la ciudadanía que vive en ese lugar y en sus cercanías a instruirse y conocer de los riesgos de vivir en zonas petroleras, informarse, exigir simulacros, exigir operadores con alta experiencia en la industria petrolera, no pueden permitirse ser víctimas de gente sin ética profesional que provocan ansiedad e intranquilidad a sus familias, no pueden ser parte de difundir mala y falsa información.

Esperamos que lo sucedido, haga reflexionar a medios, reporteras, reporteros y ciudadanía sobre su actuación y comunicación, que lo hagan por sentido común y preparación, no orientados por las redes y “falsas noticias”; está pendiente que cada medio de comunicación no solo hagamos alarde de experiencia, sino seamos parte indispensable para informar a la ciudadanía con responsabilidad. Nos corresponde.

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