Rocío Flores/Foto: archivo
OAXACA, Oax. El incendio del Centro Comunitario de San Mateo del Mar, registrado la semana pasada, atenta contra la vida organizada y la defensa del territorio, consideraron defensores de derechos humanos de la región del Istmo de Tehuantepec.
Hasta el día de hoy, no hay indicios de quien pudo haber provocado el incendio en ese espacio de la comunidad ikoot, ubicada, informó Tzinia Carranza coordinadora de la organización Espacio de Encuentro de las Culturas Originarias (EECO). Aunque apunta, existe la posibilidad de que su origen es por un problema político en un contexto preelectoral.
Sin embargo, la reflexión derivada de este incidente, tanto de Carranza como del coordinador del Centro de Derechos Humanos Tepeyac, Marcelino Nolasco Martínez, es que representa no solo un agravio contra las mujeres y la población infantil que hacían de él, un lugar de aprendizajes, de intercambio de saberes y de construcción de sueños colectivos, además, atenta contra las formas de reorganización y los esfuerzos por resignificar lo comunitario y de valorar los espacios comunes.
“Apenas habían organizado ahí un encuentro entre mujeres, artesanas, parteras de distintas agencias de San Mateo del Mar y de otras comunidades cercanas”, recuerda Tzinia Carranza.
Por su parte, Nolasco Martínez recuerda que la iniciativa se empezó a a trabajar a marchas forzadas, pues el tequio en cierta medida se ha ido perdiendo. La gente dejo de participar y fue visible después de los sismos, cuando el gobierno venía a dar en vez de organizar con la comunidad la reconstrucción.
No obstante, apunta, aunque funcionaba de manera esporádica, esta iniciativa responde a la necesidad de reorganizar y fue producto de un gran esfuerzo por aterrizar de manera integral las donaciones en la comunidad.
En este sentido, expone, el centro comunitario puede significar también un último bastión o recurso, una última veta explorada o inexplorada que posibilita que la comunidad conviva, con toda su fortaleza o debilidad. Sin embargo, menciona, existe una tendencia del Estado a atentar contra lo que representa la vida organizada y en ese mismo sentido la defensa del territorio común.
[quote]“El centro comunitario era una respuesta integral que abogaba por la defensa de lo común, por revalorar la tierra. No solo es decir que queremos a la madre tierra, hay que cuidarla y un ejemplo era el baño ecológico que también estaba ahí, eran una manera de mostrar una manera de hacerlo”, menciona el defensor.[/quote]
“Es un espacio que no hacía daño a nadie, por el contrario garantizaba un espacio lúdico para las niñas, artesanas, mujeres en general y una manera de recuperar la identidad y la conciencia de las maneras de permanecer en la tierra, si alguien aniquila un espacio comunitario es porque no quiere que venga a perturbar los intereses que se ciernen.
La pregunta es ¿a quien le interesa que la comunidad no dialogue entre sí?”, cuestiona.
El centro comunitario fue creado por la organización Espacio de Encuentro de las Culturas Originarias (EECO) apoyada por la Fundación Merced, Johnson & Johnson, Fondo Levantemos México y Ambulante, con el objetivo de promover actividades para el desarrollo infantil, la cultura, la salud materna y el desarrollo comunitario integral.
