Sin medidas adecuadas, hay posibilidades de nuevos peligros

Leonardo Frías

CIUDAD DE MÉXICO. El peligro de desastres es una construcción social; éstos no son naturales, aunque en la mayoría de las ocasiones nos conviene decir que son inevitables para atribuirle la culpa a los fenómenos de la naturaleza y no asumir la responsabilidad que tenemos por vivir en un lugar vulnerable, señaló Oralia Oropeza Orozco, investigadora del Instituto de Geografía (IGg).

“El riesgo es dinámico, es un proceso cambiante en tiempo y espacio; el desastre es producto de ese riesgo. Si no tomamos las medidas adecuadas vamos a crear nuevas incertidumbres.

En la conferencia Derecho y Geografía. Riesgo de Desastres, del ciclo Los Problemas Nacionales y el Derecho, organizado por José Ramón Cossío, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) e integrante de El Colegio Nacional, Oralia Oropeza dejó en claro que las amenazas de riesgo no existen como objetividades, el amago sólo asume tal característica cuando se establece en relación con un conjunto humano vulnerable.

“La reducción en la incidencia de desastres requiere de un conocimiento profundo de las formas en que se construye el riesgo por parte de los actores institucionales y la sociedad en general. El peligro es el concepto fundamental  y no el desastre como tal”, abundó.

“La situación de nuestro territorio es delicada por su geomorfología y geología, continuó. Tenemos sismos, volcanes activos, tsunamis, fallamientos, retrocesos de costas y deslizamientos de laderas, entre otros fenómenos”.

La investigadora citó a Motozintla de Mendoza, Chiapas, como un “laboratorio de desastres”, donde especialistas nacionales y extranjeros trabajan con rigor académico en el desentrañamiento de fenómenos como sismos, huracanes y movimiento de masas.

“Ante esto hay una multiplicidad de leyes que se relacionan con la geografía, y que no debemos perder de vista”, apuntó.

Fuente: UNAM

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