Jorge González

OAXACA, Oax. Las cámaras estaban listas, entre colegas reporteros platicaban sobre la homenajeada, me interesaría saber esto y aquello, ¿cómo ves?, se preguntaban algunos, otros platicaban sobre cualquier asunto, de pronto se ve en la entrada principal, eran poco más de las 10 de la mañana, Elena Poniatowska entra por la puerta principal del Museo Textil de Oaxaca (MTO), a su lado el director de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), Guillermo Quijas.

La conferencia de prensa comienza con halagos y diminutivos a la homenajeada: «agradecemos a Elenita, por acompañarnos, es un honor que este aquí», expone el director de la Feria del Libro. De forma breve, Quijas narra la situación crítica en la cual se dio el contexto de la Feria, ya que asegura «por los pasados terremotos se dudó respecto a la realización del evento, sin embargo aquí estamos».

Es turno de la escritora, agradece el homenaje explica sus motivos por los cuales existe una atracción hacía el estado de Oaxaca, cuenta su cercanía con el pueblo istmeño a través de la relación que tuvo con Jesusa Palancares, oriunda de la región istmeña, oaxaqueña radicada en la Ciudad de México, espacio donde entablan su primer encuentro, inspiración y protagonista de su novela Hasta no verte Jesús Mío.

«Siempre me ha impresionado el carácter, la creatividad y la valentía del pueblo juchiteco. A pesar del terremoto y el dolor, el pueblo oaxaqueño no me deja de impresionar», asegura la periodista.

Las preguntas comienzan, los tonos varían, «¿qué le diría a los jóvenes oaxaqueños escritores?, ¿qué piensa respecto a las elecciones de 2018?, ¿qué significado tiene la muerte desde su perspectiva cultural?», cuestionan los reporteros. Elena Poniatowska responde a cada una de ellas, recorre distintos temas, una cosa la lleva a otra.

Habla sobre «el país injusto» que es México, sobre «el precipicio que existe entre las clases sociales», sobre la muerte que llevamos todos dentro, de su afinidad como mujer con la candidatura de la representante del Congreso Nacional Indígena (CNI), María de Jesús Patricio Marichuy, sobre su edad y la imposibilidad de formar parte del gabinete del futuro candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, por lo mismo.

Después de los discursos, los halagos al pueblo oaxaqueño y las sonrisas, la interrogo, ¿no le parece una contradicción hablar de injusticia social y apoyar un proyecto político respaldado por Carlos Slim?

[quote]»Siempre hay contradicciones, sin embargo, creo que cuando Andrés Manuel dice <<primero los pobres>>, lo dice en serio. Sobre Carlos Slim, a él ya lo critiqué una vez, no me gustaría hacerlo de nuevo, si no van a decir que traigo la misma canción, aparte de que después del terremoto él ha sido uno de los que ha apoyado».[/quote]

La conferencia termina, Quijas invita a los presentes a la inauguración de la edición 37 de la Feria del Libro de Oaxaca, que se llevaría a cabo en la Alameda de León.

Los asientos comienzan a llenarse, todo y todos en su lugar; el staff coordinando, las sillas enfiladas, los reporteros recluidos en un espacio de 6×2 metros en las orillas, los encargados de la seguridad, atentos para que los reporteros no violaran el espacio del público. Se da la tercera llamada a las 12:15 y los invitados especiales de la inauguración suben a la mesa. Los aplausos se expanden y el maestro de ceremonias contempla sonriente el ingreso de directores y celebridades culturales.

El director de la Feria del Libro, abre la ronda de discursos, hace un llamado a fortalecer los vínculos sociales y culturales, a «salir empoderados como oaxaqueños tras esta desgracia»,  y continua “es grato estar con nuestros invitados y con ustedes, de igual forma les menciono que tal vez el próximo año la feria tenga su sede en el Centro de Convenciones Oaxaca».

No queda espacio, todas las sillas están ocupadas, algunos observan desde afuera. Las palabras continúan y a solo un día del choque porril ocurrido entre grupos antagónicos por el control del Edificio Central de Derecho de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), ocurrido a solo unas cuadras del evento, el rector de la máxima casa de estudios de Oaxaca, Eduardo Bautista, expresa la importancia y el valor de los libros, de la literatura y el humanismo.

Con un traje típico oaxaqueño, María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú se presenta ante el público y hace un recorrido histórico sobre algunos de los terremotos más fuertes que han impactado en la ciudad de Oaxaca, como el ocurrido en 1603.

«A pesar de todos los terremotos que han habido en Oaxaca, las guerras y revoluciones el ex convento de San Pablo  se ha mantenido de pie», dice sobre este espacio simbólico para la Fundación, que forman parte de las propiedades de la Fundación,  además de los otorgados por los gobiernos con figura jurídica de comodato, cuestionada en distintos trabajos periodísticos.

A punto de concluir el evento, el organizador, Guillermo Quijas, llama a la esposa del empresario Alfredo Harp, para que inaugure esta edición. «Siendo las 12:48 de la tarde declaro inaugurada la trigésima  séptima edición de la feria del libro», concluye entre aplausos.

El evento continúa con la entrega del reconocimiento a Elena Poniatowska, una radiografía intervenida por el artista plástico Francisco Toledo. El escenario cambia, los asistentes colocan asientos, la hija del pintor juchiteco Natalia Toledo, Elena Poniatowska y Guillermo, comienzan la charla. Minutos después de la una de la tarde, llega, con una entrada digna de una estrella de rock, el periodista Fabricio Mejía, toma asiento y hacen un par de bromas. La charla-espectáculo continúa.

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