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Ex Hacienda San José Espacio Cultural celebró el viernes 29 de octubre de 2021 su tercer aniversario con un espléndido festival artístico: «Más allá del umbral. Una experiencia visual, escénica y musical», en la que brillaron dos talentosos cantantes —la soprano Alina y el tenor Luis Adrián—, junto con el guitarrista José Aristeo Ruiz García y la Banda Filarmónica Infantil y Juvenil de Santa Cruz Xoxocotlán, dirigida por Alfredo Guzmán Vargas.

Con base en una iniciativa de la gestora cultural Ivonne Lartigue, el espectáculo diseñado y conducido por el actor y director Rodrigo Vargas, constituyó un acontecimiento artístico y social en medio de las lúgubres condiciones impuestas por la pandemia. Como es sabido, en la capital oaxaqueña se cancelaron las festividades por los Días de Muertos, y casi ninguna actividad colectiva ha podido tener foro en la ciudad de Oaxaca de Juárez, si no es por la singular exposición colectiva «Homenaje a Tamayo» en la Plaza de la Danza.

Afortunadamente, el muy resguardado aforo de Ex Hacienda San José Espacio Cultural logró reunir a un entusiasta grupo de artistas que desplegaron un memorable muestrario de música, canto, poesía, danza y arte visual, con la contribución de Gerner Melchor, artista de video-mapping, Carlos Cruz Sánchez, intérprete escénico, y las y los estudiantes del Instituto Superior de Artes Escénicas de Oaxaca (ISAEO), dirigidos por Fortunato Chávez, además de los cantantes y músicos ya mencionados.

El programa del festival fue diestramente planeado y realizado con la conducción de Rodrigo Vargas, quien dirige asimismo Ex Hacienda San José Espacio Cultural. Comenzó con la «Recepción para el Viaje Iniciático», celebrada por las y los estudiantes de arte portando faroles y ofreciendo un pequeño brindis, aportado por la casa Koch Mezcal, que asimismo contribuyó con parte de la ambientación.

A continuación, en la bella fachada principal de la antigua hacienda, el artista de video-mapping Gener Melchor proyectó «La Alucinanción», sugestiva amalgama de imágenes y música electrónica, en la que tan pronto recreaba los trazos arquitectónicos del imponente edificio de la hacienda y los paisajes campestres y celestes del entorno, como jugaba con las imágenes de un corto animado, «La Danza de los Esqueletos», que el gran artista Ub Iwerks creó para la empresa Disney hace casi un siglo, en 1929.

En el interior de la hacienda, el colectivo Sitio Serendipia creó «El camino de las flores» instalación floral destinada a guiar a los visitantes en las distintas etapas del festival. Cuando los espectadores quedaron instalados en las gradas del teatro al aire libre de la hacienda, la soprano Alina y el guitarrista José Aristeo Ruiz García deleitaron al público con la melancólica romanza «El dulce abismo», de Silvio Rodríguez. Mientras cantante y guitarrista envolvían el aire con su delicada música, jóvenes zanqueras del ISAEO danzaban un sutil ballet aéreo y luminoso en el centro del escenario.

Enseguida, Rodrigo Vargas evocó el tema funerario de la temporada con los versos de «Algo sobre la muerte del Mayor Sabines», la gran elegía del poeta mexicano Jaime Sabines, que resonó bajo las estrellas en el foro abierto.

No bien había concluido el sonoro y melancólico poema, el tenor Luis Adrián, acompañado por el guitarrista Ruiz García, dejó fascinada a la concurrencia interpretando «Canto della Terra», del italiano Lucio Quarantotto. Fue el primer momento de la noche en que el cantante hizo gala no sólo de su poderosa voz de tenor, sino de la compleja delicadeza de sus facultades como contratenor, registro vocal que el auditorio pocas veces puede disfrutar en un espectáculo en vivo.

Rodrigo Vargas continuó guiando al público por la instalación floral de Sitio Serendipia, atravesando el gavillero, imponente escenario de la ex hacienda que alguna vez sirvió para almacenar cosechas y hoy es un foro monumental sumamente dúctil, en el que se han presentado grandes exposiciones de artes visuales, conciertos musicales y conferencias.

En esta parte del programa, titulada «Ascenso, oscuridad y luz», el actor Carlos Cruz Sánchez condujo a los asistentes hasta la era, un redondel ubicado en la entrada de la ex hacienda, invitando a cada una y cada uno de los participantes a depositar una ofrenda con velas y flores. Mientras a la distancia se volvían a escuchar la voz de Alina y la guitarra de Ruiz García, los visitantes tuvieron un emotivo momento evocatorio, declarando los nombres de los ausentes a quienes dedicaban sus ofrendas.

El fin de fiesta preparado para «Más allá del umbral» fue realmente notable. La Banda Filarmónica Infantil y Juvenil de Santa Cruz Xoxocotlán acompañó al tenor Luis Adrián en un programa de varias canciones mexicanas, que incluyó composiciones de Juan Gabriel, Agustín Lara y Lila Downs. Contagiadas por la poderosa interpretación del tenor, las personas visitantes se sumaron a las danzas que ejecutaban las jóvenes zanqueras del ISAEO, convirtiendo en un auténtico festejo colectivo el final de la velada.

Fueron dos horas de revitalizante convivencia y conmovedoras expresiones artísticas, con las debidas precauciones en cuanto a sana distancia. Algo totalmente inesperado y jubiloso después de dos años de forzoso apartamiento en un mundo amenazado por la pandemia.

Esta experiencia visual, escénica y musical proveída por Ex Hacienda San José Espacio Cultural nos recuerda la importancia de la convivencia humana perfeccionada y exaltada por las artes. Brindó no sólo un espacio para la celebración, sino para la reflexión y la evocación de los ausentes en un mundo sumamente vulnerado por una tragedia de proporciones nunca antes registradas. Fue, en suma, una vivencia esperanzadora, que nos recuerda la importancia de volvernos a reunir como comunidad luego de tantos meses de forzada separación y luto, pues, como bien escribió Jaime Sabines, “no retorna el polvo de oro de la vida”.

Escritor, promotor de arte y cronista aficionado de absurdos sociales.