Los Pueblos del Jaguar: Villa Hidalgo Yalalag

Fotografía: Elí García-Padilla

La tradición oral cuenta que cuando los conquistadores españoles llegaron a la comunidad de Villa Hidalgo Yalalag, un pueblo de origen zapoteca (benhe wlash) ubicado en la Sierra Norte de Oaxaca,  en sus tierras había un árbol de copal sagrado, justo al centro de la comunidad. El árbol fue cortado por los europeos y desde la base salió una hermosa mujer y dos especies de serpientes: la coral (Micrurus ephippifer) y el tilcuate (Drymarchon melanurus). Las serpientes de coral o coralillos quedaron plasmadas en el huipil  y el tilcuate o culebra prieta quedó representada a manera de un tocado negro enredado en la cabeza.

Desde entonces, son la esencia de los huipiles tradicionales que usan las mujeres  “yalaltecas de los ojos negros y la piel morena”, quienes adicionalmente  portan un collar con el emblema de la cruz, elaborado en plata, que simboliza a los cuatro puntos cardinales.

Villa Hidalgo Yalalag significa “cerro desparramado”, es una población que se encuentra a unos 1,400 metros sobre el nivel del mar (msnm) y ocupa una extensión territorial de 59. 177 km². En sus tierras predomina la vegetación de la selva baja caducifolia, pero también existe una zona de transición entre el  bosque de pino-encino y bosque mesófilo de montaña. 

Estamos hablando de una tierra bondadosa y privilegiada en la que se producen todo tipo de cultivos agroecológicos y de árboles frutales como son los propios de la montaña (manzana, pera, durazno, café, etc.) hasta las que son de mayor afinidad neotropical como son papayas, piñas, mangos y cítricos.  

Los habitantes de este lugar se dedican a la agricultura y ganadería de subsistencia, sin embargo el pueblo también es reconocido por su gran cantidad de familias artesanas que trabajan en la vestimenta tradicional, la cual es usada por las mujeres yalaltecas desde tiempos inmemoriales, también hacen  huaraches, producen mezcal, pan y panela.

Otro de los emblemas más distintivos de esta comunidad serrana es su bebida tradicional típica conocida como pozontle, la cual es elaborada con base de maíz criollo quebrado, cacao, panela y cocolmécatl que es un bejuco utilizado desde tiempos prehispánicos como agente espumante. Se sirve frío en jícaras de morro, como inhibidor de la sed, pero también es un alimento completo que apaga el hambre del campesino, que trabaja de sol a sol para ver producir a esta tierra montañosa y prodigiosa.

También vale mencionar en este apartado de la gastronomía y de las actividades productivas, la labor de los maestros palenqueros como Jaime Morales Aquino, quien produce  un mezcal conocido como “Yuu Baa” que traducido del zapoteco al español significa “Tierra Caliente”.  

El mezcal es elaborado en la comunidad de manera tradicional o artesanal desde tiempos ancestrales. La cocción de los magueyes se hace en hornos de tierra, la molienda es manual, y la fermentación así como la destilación se hace en ollas de barro. Visitar el palenque es una experiencia emotiva, pues además de degustar este elixir  calientito, recién destilado, se pueden escuchar  testimonios e historias de los maestros palenqueros que resguardan todos estos saberes ancestrales de generación en generación de manera sostenible y solidaria.

Este 2021, en  noviembre “Mes del Jaguar”, la autoridad municipal a través de Vidal Aquino, en colaboración con el presidente del Comisariado de Bienes Comunales Emiliano Aquino nos extendió la invitación para compartir una charla sobre temas ambientales en la Radio Comunitaria “la Voz de Yalalag” y para hacer un breve recorrido por la montaña y el bosque comunitario. Resulta que un comunero de unos 70 años acordó con la autoridad comunal ceder su heredad o predio a los bienes comunes, a cambio de una retribución,  por la importancia de prever ante el futuro tan incierto en materia de «recursos naturales».

La autoridad comunal y su cabildo recuperaron el terreno, se trata de un paraje de singular belleza natural conformado por bosque mesófilo de montaña y el  nacimiento de una inusual cantidad de agua dulce, limpia, afluentes del Arroyo Brujo. El lugar, rebosante de vida, ahora forma parte de los bienes naturales comunales de los habitantes de Yalalag, que al igual que otros pueblos originarios, son  los más efectivos guardianes de la biodiversidad a escala global y se preparan ante el embate del cambio climático global.

Se sabe bien por expertos en geopolítica como Alfredo Jalife-Rahme que las guerras en el mundo serán por el agua en un futuro no muy distante; algo que ya comenzamos a ver en México con las recientes reformas a la ley general de aguas, en donde se favorece siempre a particulares y grandes empresas multinacionales, pisoteando los derechos colectivos más básicos y fundamentales de los pueblos como el de tener acceso a un medio ambiente limpio, sano y digno.

Los comuneros yalaltecos se dedican, como verdaderos jaguares de la montaña grande, a la guardia, defensa y custodia de su territorio, al que en tiempos recientes lo acecha una concesión minera en la región y  la eminente llegada de la autopista Oaxaca-Tuxtepec que amenaza con convertirse en la ruta del saqueo, despojo y extractivismo de la riqueza más grande e importante de esta tierra: su cultura y biodiversidad.

Por la defensa de la cultura, los territorios y bienes naturales comunes: ¡Larga vida a los pueblos originarios! ¡Larga vida a los “Pueblos del Jaguar”!

Biólogo-Herpetólogo y Fotógrafo