Lo comunal en la ciudad

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Foto: Carmen Pacheco.

Cierto. La ciudad individualiza. Desde que se arriba a ella, se tiene que pagar una renta, si no se cobija uno en casa de un pariente o amigo. Lo primero te engancha a la dependencia de un ingreso que se convierte en una renta. Lo segundo te permite otro tipo de relación. Lo primero te individualiza, es decir te sientes solo, lo que te vincula al dinero como forma de relación. Lo segundo ya es una relación que expone confianza e interdependencia humana. Si vienes de otra ciudad, no se siente la diferencia, pero si vienes de una comunidad, la cosa es distinta. No tienes conocidos, y lo más seguro es que ni te interese tenerlos, máxime si saliste mal de tu comunidad. Pero si llegaste por mejorar tus condiciones de vida, lo más seguro es que la veas difícil, pues necesitarás una chamba para pagar la renta, claro también para comer. 

El caso es que, las garantías que antes te aportaba tu comunidad, en la ciudad tienes que pagarlas. En esto se muestra tu individualización, lo que ya te produce ansiedad, o bien satisfacción si lo que buscabas es que en verdad nadie te conociera. 

La práctica política de lo comunal en la ciudad pasa por la misma situación. En primera no conoces a quien te gobierna, pagas una renta y tienes según el caso que pagar tu luz, tu gas, tu internet si lo ocupas. Todo es pago. Y quien te gobierna habla contigo a través de una oficina, una secretaria, cobrador o un funcionario. Tu no eliges a quien te gobierna, sólo votas por alguien que se mostró en una publicidad, en la televisión o en la radio, pero que no conoces. 

Lo comunal empieza cuando llegas con un familiar o con un amigo, pues eso te da confianza y empiezas a relacionarte con los conocidos de tu familiar o amigo. En las pláticas puedes enterarte de las deficiencias, de los problemas de la cuadra, de la calle, de la colonia, en fin, se diría que la socialización es más fácil. 

Lo comunal empieza cuando varias personas que intercambian equis cosas, pueden empezar a compartir necesidades o problemas. Es ahí cuando se puede valorar la capacidad del otro, lo que en tu comunidad no hacías, porque todos los sentías igual, es decir, que no distinguías el valor de cada quién. 

Llegar a la ciudad, lleva implícito ver todo nuevo, y lo que antes no era importante, en la ciudad lo es. Lo que en tu comunidad no veías, en la ciudad si lo ves. ¿Por qué? simplemente porque lo cotidiano desvaloriza la presencia de de todo y de todos. Es decir, uno no se da cuenta que uno respira, que comparte el suelo con otras personas que tienen distintos valores, que trabajando juntos cada quien aporta lo que sabe, lo que es. Incluso no se dan cuenta que celebran, aunque con diferente motivo esa cercanía. 

Lo comunal en la ciudad empieza reconociendo la importancia del otro. Lo que vivías antes, pero que ahora brilla en tu conciencia. Vivir en la ciudad lo comunal es primero respetar. 

Lo rudo es que en la mayoría de los casos, la ciudad te obliga individualmente a defenderte, de tanta violencia en todo ámbito.Pero bueno, eso es materia de otra plática.

Antropólogo y pensador zapoteca