Los Pueblos del Jaguar: manifiesto contra la Serpiente de Hierro o Tren Maya

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Foto: Elí García-Padilla

El pasado 14 de febrero , Día del Amor y la Amistad en México, no todo fueron falsas, vanas y efímeras muestras y propuestas de afecto del orden mercantilista, materialista, capitalista. Como una señal de amor grande, sincero y efectivo a la Madre Tierra y a la Madre Naturaleza, un grupo de ambientalistas, académicos, abogados ambientales, intelectuales y profesionistas diversos manifestaron –a través de un posicionamiento público– el rechazo total al tramo “5 norte y sur” del “Tren Maya”, el cual se está construyendo en la península de Yucatán. 

A esta iniciativa ciudadana liderada por Raúl Padilla Borja –miembro fundador y director de la organización ambientalista Jaguar Wildlife Center AC –, se sumaron las voces de celebridades de la Ecología y Biología en México, como es el caso de Rodrigo Medellín Legorreta y Roberto Rojo, así como la de expertos probados en temas socioambientales y de geopolítica, como es el caso de Ana Esther Ceceña, de la UNAM.  Esto conlleva una inusitada carga de legitimidad desde la perspectiva de que son las bases ciudadanas, intelectuales y profesionistas serias y genuinamente preocupadas y ocupadas en conocer y conservar al medio ambiente y la biodiversidad, y no así sentimentalismos o golpeteos políticos propios de una “clase media aspiracionista” o “grupos conservadores”, los que impulsan de lleno este posicionamiento público.

El documento refiere que, de acuerdo con el artículo 4 de la Carta Magna, toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar”. 

También quedan manifiestos los siguientes hechos: 

• En 2018 se anunció el megaproyecto denominado “Tren Maya”, el cual plantea la construcción de infraestructura vial y ferroviaria como motor del desarrollo inmobiliario, comercial y turístico de la península de Yucatán. 

• El megaproyecto consiste en la construcción de mil 460 kilómetros de ferrocarril, varias estaciones, infraestructura vial, acueductos y nuevos centros de población y/o polos de desarrollo de hasta 50 mil habitantes.

• La zona sobre la cual se realizará la obra comprende más de 50 municipios y cinco estados del sureste de la república mexicana (Chiapas, Tabasco, Yucatán, Campeche y Quintana Roo), donde viven actualmente diversos grupos originarios (pueblos-nación); y es una de las zonas más biodiversas del mundo: ocupa el segundo lugar como el pulmón forestal más extenso en América Latina, solodespués de la gran selva amazónica. 

• La implementación y construcción del megaproyecto ha generado diversas violaciones a los derechos humanos, como a la autonomía, al territorio, al acceso tradicional a los bienes naturales, al medio ambiente sano, a la información, a la consulta y demás derechos vinculados.

• La Oficina en México del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha calificado como negativo el proceso de consulta indígena del Tren Maya, al considerar que éste no cumplía con lo establecido en el Convenio 169 de la OIT. 

Bajo esta premisa, queda manifiesta la genuina preocupación por la inminente construcción del “tramo 5 norte y sur” del Tren Maya, debido a que el nuevo trazo propuesto conlleva graves efectos socioambientales adversos, como son: 

1.-Fragmentación del territorio. 

2.-Agotamiento y contaminación del manto acuífero de la península de Yucatán.

3.- Extinción de flora y fauna.

4.- Generación de residuos sólidos.

5.- Sobrexplotación de materias primas para la construcción. 

Se exhorta al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador,  a que en virtud de sus políticas de transparencia, honestidad y apego a la ley, y dada la evidente fragilidad y riqueza natural del tramo “5 norte y sur” del Tren Maya, se lleve a cabo una consulta libre, previa e informada con los pueblos originarios que serán afectados, de conformidad con el convenio 169 de la OIT. Así como para la obtención de su consentimiento explícito, tanto en relación con las manifestaciones de impacto ambiental de todo el territorio comprendido en el megaproyecto, como en cuanto a que el trazo sea planeado tomando como base los factores descritos en el manifiesto, y no solamente los factores abióticos o económicos. 

Finalmente, el manifiesto cierra argumentando que “la base para un crecimiento sostenible de la península de Yucatán debe estar firmemente enraizada en el respeto al medio ambiente, el cuidado al manto acuífero, elemento crucial en la península, y la protección de la riqueza sociocultural y en general de toda la biodiversidad.”

Adicionalmente, a través de la plataforma Change.org se convoca a la ciudadanía en general para firmar un par de peticiones colectivas para detener al “trazo 5 norte sur”, las cuales ya suman más de 50 mil y 300 mil firmas respectivamente.

Tomando en cuenta todo este escenario, el que aquí escribe considera esencial considerar que el presidente de México bien podría tener buenas intenciones, pero que en términos reales y menos subjetivos, “sus otros datos” siempre deberían estar sujetos a un mayor escrutinio y, por tanto, no exentos de cuestionamientos. En no pocas ocasiones se le ha escuchado referir que sus asesores de confianza del programa estelar de la “4T”, “Sembrando Vida”, le han referido que en la península de Yucatán “ya no hay selva” y que lo que hay es “monte alto”, visión errada y sesgada que él mismo reconoce haber compartido con su propio hijo menor, quien tuvo a bien cuestionar a su padre por el polémico tema del Tren Maya y la innegable destrucción del paraíso neotropical que implica o conlleva su imposición por decreto en la región peninsular.

Lo que el primer mandatario ignora es que en la región existen diversos tipos de ecosistemas y/o de bosques tropicales: selvas bajas, medianas y altas perennifolias, las cuales resguardan a una biodiversidad de vertebrados terrestres muy notable, sin olvidar los servicios ambientales esenciales para la vida que brindan de manera gratuita a la humanidad. Y también, el mandatario federal relega el que las organizaciones de la sociedad civil, como en el caso de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’Xíinbal, han manifestado su rechazo total a este megaproyecto etno y ecocida que atenta contra su libre autodeterminación, soberanía y autonomía como pueblos originarios de la península de Yucatán.

Considero que así como existe una profecía recopilada por el Nigromante que legitima a la figura del macuspano como redentor de México, encargado de expulsar definitivamente a los gachupines, el Presidente debe también de conocer y en todo caso reconocer que existe también la profecía –recopilada por Chico Sánchez en “La Profecía de los Jaguares, 2019– del Sacerdote Maya de Oxkintok que dice que la llegada de la Serpiente de Hierro (“Tren Maya”) significará el verdadero fin de la civilización Maya.

Retomando la frase célebre del gran Juárez –admirado por AMLO–, es pertinente decir que es casi perfecta, muy vigente y pertinente para poder entender que solamente hizo falta incluir en la misma el concepto de especie para valorar entonces sí que justamente y en efecto, el respeto (amor) es la clave para lograr la aún muy lejana utopía de la construcción de un mundo más justo social y ambientalmente. Mi propuesta para mejorar a esta inmortal cita es así:

“Entre los individuos, especies y los pueblos nación: el respeto al derecho ajeno  (a la vida) es la paz”.

Biólogo-Herpetólogo y Fotógrafo