Fábula oaxaqueña| Guelaguetcear como sinónimo de transar

Tiliche
Los tiliches de Putla de Guerrero, de moda por la Guelaguetza 2022. Foto: Alexei García Alcántara

De pronto se abre el bosque y aparece la visión: veo una escena de la farándula política y restaurantera high class local oaxaqueando y guelaguetceando cabrón, es decir, viendo cómo hacer bisne con la cocina indígena y popular.

La volveremos  “alta cocina”, como en Francia, dicen, y la llamaremos “molecular”: venderemos microplatillos a precios groseros dizque para paladares exquisitos, pues nunca faltan los ingenuos y los cínicos que pueden y quieren pagar esos mitos y esas fantasías aspiracionistas.

Nos fusilaremos la comida casera, haremos la salsa en molcajete en las narices de los comensales cosmopolitas, y la comercializaremos como “cocina tradicional” a precios inflados.

Haremos un Centro Gastronómico de Oaxaca (CGO) a la carrera y lo inauguraremos antes de la Guelaguetza comercial 2022. Será para promover nuestros restaurantes y negocios propios, pero diremos que es para “difundir, promocionar y fortalecer la gastronomía tradicional oaxaqueña a nivel local, nacional e internacional”.

Invitaremos a la inauguración a los funcionarios federales del INAH, que se suponen están para salvaguardar el patrimonio cultural tangible e intangible, pero ya ves cómo son. Utilizaremos a los periodistas, fuente reporteril, articulistas, columnistas, para que reproduzcan el boletín oficial como “nota” u “opinión”.

¿Pero, advirtió alguien, qué haremos con las señoras que de veras saben cocinar con sazón oaxaqueño y que continúan en las esquinas de las calles dando clases magistrales o andan con sus carritos de supermercado como ambulantes, porque con la mano en la cintura les dan vuelta a nuestros chefs high class que encabezan el CGO? Las invisibilizaremos, diremos que por “generaciones despreciaron, patearon y vituperaron” la “cocina tradicional” y que no la merecen, como hicimos con el mezcal.

El reportero da un manotazo frente a sus ojos y la visión se desvanece: “cada vez alucino más y me está gustando, se me hace que voy a subir la dosis de nescafé”, piensa.

Moraleja para la RAE: el verbo guelaguetcear puede incorporarse como sinónimo de transar, estafar.

Después de 33 años en el oficio, me identifico como un informador, un periodista sin etiquetas. Concibo al periodismo como una vocación de servicio y responsabilidad social.

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