Arthur Miller:  la búsqueda de la libertad en el arte | Parte II

Fotografía: Carmen Pacheco

Parte II

Estamos en plena conversación y se acerca Christmas Flavia (su perra), para ese momento aún no sabíamos que se llamaba así, ni por qué. Su nombre tiene una historia. No es motivo de esta entrevista, así que solo comentaré que es un regalo de Navidad que un activista social le hizo al pintor, quien en 2012 no pudo viajar a reunirse con su familia y se quedó en la ciudad.

Ahora Flavia está siempre cerca de él. Arthur platica algunas de sus experiencias en México, sus principales descubrimientos en la arqueología, en la cultura de los pueblos; de Oaxaca en particular nos habla de su relación con el pueblo mixe y el vínculo de todos esas experiencias con el arte.

¿Qué es lo que más recupera en su obra de ese tiempo que ha vivido en México y toda esa experiencia en la pintura mural  prehispánica?

—Me interesé mucho en el calendario (maya) porque era tan importante y lo incorporé en mi obra. Además, tuve la suerte de tener amigos de la Sierra Norte de Oaxaca, de Yalalag y de la zona Mixe, como Floriberto Díaz Gómez. Era muy amigo mío. Era antropólogo y seminarista también. Andábamos cerca de unas franciscanas, era la única manera de entrar con confianza en esa parte de Oaxaca. Era el año de la toma de San Cristóbal de las Casas y del comandante Marcos. Floriberto andaba con las franciscanas y llevaba el Santísimo de las comunidades. En esa época Santa María Tlahuitoltepec era controlada por los salesianos. Floriberto y yo participamos de una misa donde eran solamente mujeres, los hombres no fueron porque era el momento que podían hacer sus ritos en el campo, sin los salesianos.

Arthur Miller tiene muy presente que en esta época subió  al cerro del Zempoaltépetl, en Tlahuitoltepec, con Sna, un maestro monolingüe “de idolatría”. Cuenta que le explicaron la importancia de la numeración, de los números sagrados. También en ese tiempo confirmó algunos de los conocimientos que tenía como arqueólogo sobre la importancia del sacrificio humano como parte de los ritos sagrados. 

—Esos ritos y esas prácticas no eran compartidas con los blancos o los del gobierno, no le tenían o no le tienen confianza. Yo la tenía porque era diácono. Aprendí sobre los usos y costumbres. Eso es lo fascinante de Oaxaca, los grupos indígenas tienen y mantienen tradiciones y no las dicen a todos. No hay confianza en los que hablan bien y hacen poco. Por eso muchas cosas que hacen no las cuentan, pero la continuación de ritos y mitos es para mantener su existencia y es lo que incorporo en mi obra—destaca el artista de origen neoyorkino.

Los sacrificios en las culturas mesoamericanas, dice Arthur, se ha observado en los recientes descubrimientos, no corresponden a sacrificios de delincuentes, eran personas de honor.

 

““En Oaxaca también lo encontré, pero no se habla de eso. El acto de sacrificio para el mantenimiento del universo es una cosa muy bella. Ese es un tema importante en mi obra».

Arthur Miller, artista

—¿Siempre ha sido así o es reciente?

—Yo creo que siempre, pero ahora estoy más consciente, ahora.

Arthur habla de un paralelo de esas ideas en su obra. No detalla, el arte no se explica. Pero parece haber encontrado en el arte, en su arte, una manera de explicar el sacrificio  y el papel del ser humano para la sobrevivencia del universo. 

La lógica del sacrificio humano en la obra de Arthur es posiblemente una manera de excavar en el inconsciente, como en la arqueología, buscando reinterpretar esos mitos y liberar su ser, su creatividad.

 “El sol necesita alimentación y tenemos que responder, somos nosotros los dioses, no somos personas pasivas», dice en una primera entrevista y lo confirma en una posterior, aunque aclara que este pensamiento es muy diferente al judeocristiano. Lo es, cuando Arthur habla de los ritos de sacrificio, en su fluido o a veces complicado español, parece solo estar actualizando los mitos y planteando nuevas metáforas de la vida y la muerte.

El artista habla con tanta familiaridad de la importancia de  los mitos y ritos en las culturas mesoamericanas, que  resulta  complejo evitar preguntarle, si después de todo este tiempo de investigación y todo el conocimiento que actualiza en su obra, volvería a su país.

—Después de todo este tiempo, ¿dónde se siente más a gusto?

—En Estados Unidos nada. Mi hermano murió. Tengo cuatro sobrinas, dos sobrinos, pero nos vemos muy poco. Con la familia de Lourdes (su esposa) en España, también tengo 500 primos políticos. Soy solitario, el tema del barco es un escape… Como sabemos todos,  la familia puede ser muy pegajosa, tiene su lado cariñoso… pero también…

—¡Arthur! los estamos esperando en el corredor— grita Lourdes, su esposa

—Sí, ahí vamos…— responde el artista mirando de reojo su estudio, sus piezas,  ese barco que le ha permitido navegar.

Arthur Miller en el corredor de su casa. Su mano izquierda acaricia a Christmas Flavia, que le ha seguido durante toda la entrevista.

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2 Comments

Lourdes Fdez Palacios Gonzalo

diciembre 20, 2022

Q me gusta como escribes
Gracias

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González Mendoza

diciembre 22, 2022

Qué gran persona,quedan pocas cómo el,y su esposa maravillosa me encanta hablar con ella de cualquier tema siempre con su sonrisa y amabilidad!!

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