Campeche: territorio de incesante desarrollo

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Viviendo en Oaxaca, me resulta difícil visitar mi estado natal, Yucatán, así como a su vecino tan cercano, el estado de Campeche. Pero gracias a la presentación de la muestra plástica El Sureste en Takeda, viajé a la ciudad de Campeche en compañía del pintor y grabador Shinzaburo Takeda, la promotora cultural Alilí López Ortiz y la escritora Yoduvi García López.

El escritor Esteban Hinojosa Rebolledo y el músico Fernando Arjona acudieron a la ciudad de Mérida, donde estábamos realizando algunas actividades en la Feria Internacional de la Lectura Yucatán 2023, para trasladarnos hasta la capital campechana el 14 de marzo de este año. Mientras la carretera se internaba en la entidad campechana, recordamos con nostalgia a un amigo común y mentor con quien coincidimos en Oaxaca: Ignacio Toscano, gran promotor cultural fallecido en 2020.

En el camino a la ciudad, nos detuvimos en el pueblo de Tinum para disfrutar la cálida recepción que nos ofreció la familia Canul Suárez en el Centro Cultural Comunitario “Cecilia Suárez Chi”.

El profesor Luis Vidal Canul Vela y sus hijos Ana Cecilia y David nos convidaron un exquisito desayuno a base de tamales colados, jolochitos de cazón y “brazo de reina” (tamal de huevo cocido, pepita molida y hoja de chaya), preparados por la señora María Exaltación Balán, “doña Salti”. Compartimos los alimentos mientras el profesor Vidal y su familia nos contaba el origen de su centro cultural y el homenaje que rinden con él a la memoria de la fallecida profesora Cecilia Trinidad.

Con entusiasmo, los fundadores del centro cultural nos comentaron sobre su Club de Lectura Colibrí, en el que participan niños de este poblado de apenas mil habitantes, el cual se congrega en su sede, una casa de paja tradicional de más de cien años de antigüedad, restaurada mediante crowdfunding.

En esta agradabilísima instalación, el artista David Canul (quien firma sus creaciones como Pájaro Tooj) nos obsequió el libro Malintsin, publicado en náhuatl y español, que el artista campechano ilustró con grabados en técnica scratch, intervenidos digitalmente. Por su parte, Ana Cecilia Canul nos habló sobre la Feria del Dulce que realizaban hasta antes de la pandemia y que esperan retomar en la nueva normalidad.

Por nuestra parte, le extendimos a la familia una invitación para que nos visiten durante el encuentro de literatura y arte Otoño de la Palabra, que se realizará en San Francisco Ixhuatán, Oaxaca, a fines de noviembre y principios de diciembre de este año. Les comentamos que quizá de gran provecho que conozcan el centro cultural Casa Yaza que ahí sostiene la familia Matus Martínez.

Antes de dejar Tinum, la familia Canul Suárez nos prometió que acudiría esa tarde a la inauguración de El Sureste en Takeda y nos despidieron con el obsequio de una variedad de frutas en conserva de las que tradicionalmente preparan.

Ya en la capital de Campeche nos sorprendió la espectacularidad del malecón que bordea la ciudad. Takeda y yo habíamos estado antes en Campeche, cada quien por su lado, pero hacía años que no visitábamos la ciudad, cuya belleza reencontramos amplificada.

Alojados en un hotel frente al mar, por cortesía del gobierno del estado, apenas nos tomamos un breve descanso antes de salir a admirar las calles del centro, y en especial, la calle 59, el andador turístico de la capital donde los restaurantes y barecitos al aire libre nos invitaban en cada cuadra a detenernos, aunque preferimos explorar los alrededores bajo el tórrido sol del mediodía.

Para la tarde nos encaminamos al Benemérito Instituto Campechano, en cuya Galería “Domingo Pérez Piña” se inauguró a las seis de la tarde la exposición El Sureste en Takeda. Pero una hora antes, en el auditorio del Instituto, el maestro Takeda dio una plática sobre sus inicios como pintor en México. El auditorio quedó cautivado por la sencillez y profundidad del artista al rememorar los primeros años que pasó en México, a partir de 1963.

En consecuencia, la apertura de la exhibición de pinturas, dibujos y grabados en la galería “Pérez Piña” reunió a una multitud que inclusive tuvo que aguardar en la calle para conocer las obras, pues el espacio recién recuperado para muestras de arte resultó insuficiente para la cantidad de personas que acudieron a invitación del Instituto.

En la apertura nos causó un enorme gusto que la presidenta del Patronato del Sistema DIF Estatal, Laura Sansores San Román, se uniese a la rectora Ilsa Cervera Echeverría y al director de Artes Pláticas del Instituto, Luis Centurión, para inaugurar la muestra de 20 obras del artista japonés. Nuestra emoción aumentó cuando la presidenta del DIF transmitió a los asistentes el mensaje de la gobernadora Layda Sansores San Román (en cuya representación acudió). En Oaxaca, donde el maestro Takeda reside, el gobierno estatal no suele darle ese trato. Entre tanto, las salas de la galería “Pérez Piña” eran casi intransitables a causa del número de personas asistentes.

Casi abrumado por el multitudinario acto, Takeda recibió la prometida visita de los niños del Club de Lectura Colibrí, conducidos por Ana Cecilia Canul. Otras estudiantes de arte de una academia particular también llegaron a abrazar al maestro venido de Oaxaca, y diferentes grupos se tomaron la foto con él. Conmovido por el recibimiento, el artista donó un grabado de su muestra al Benemérito Instituto Campechano, y así, una obra de Takeda pertenece desde ese día al patrimonio cultural de las y los habitantes de Campeche.

Al día siguiente, Esteban Hinojosa y Fernando Arjona nos condujeron a la zona arqueológica de Edzná, pues el maestro Takeda quería reencontrarse con las antiguas ciudades prehispánicas que visitó a fines del siglo XX y donde obtuvo la idea para pintar sus cuadros con un patrón cuadriculado, que derivó de las cresterías de la arquitectura clásica maya.

La visita fue conducida por el arqueólogo Erik Mendicuti, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, quien explicó al maestro Takeda las peculiaridades del sitio. Al ingresar, nos recibió la belleza de las charas yucatecas (Cyanocorax yucatanicus), con su plumaje azul turquesa combinado con negro, así como la prestancia de los pájaros toj (Eumomota superciliosa), con sus plumas de color verde tornasolado y su bella cola de dos hilos que terminan en un mechón de plumas.

En Edzná nos conmovió la magnificencia de la Acrópolis, sobre todo, del Edificio de los Cinco Pisos. Sin embargo, la mayor emoción que nos deparaba la visita fue descubrir el Templo de los Mascarones, cuyas piezas más llamativas —los mascarones del Dios Solar— estaban siendo restauradas por un equipo de artistas: la escultora Erika Blancas Flores y los pintores Renán José Alonzo Pérez y José William Patrón Novelo. Tras acordar con ellos una reunión, retornamos a la ciudad de Campeche.

En la capital campechana nos esperaba otra sorpresa: el músico Rodolfo Sánchez Sansores nos esperaba para recorrer en lancha el mar frente al malecón. El capitán de la nave nos contó durante el recorrido la leyenda de la Novia del Mar, quien para siempre espera el retorno de su amado marinero. Terminamos el paseo con una espléndida comida en el muelle del Morro.

Por la noche, el grupo de artistas que habíamos conocido en Edzná nos invitó a una cena en el Hotel Hacienda Puerta Campeche, ubicado en una casona del siglo XVII. En la galería del hotel pudimos conocer la obra escultórica de Erika Blancas y parte de la producción pictórica de Renán Alonzo y William Patrón.

A la mañana siguiente yo tuve que retornar temprano a la ciudad de Mérida para cumplir con un compromiso de la FILEY, pero el maestro Takeda la galerista López Ortiz y la escritora García López, acompañados por Fernando Arjona, hicieron un alto en la población de Calkiní para conocer al decano de los pintores campechanos, Sergio Cuevas Avilés, quien realiza varios murales en la actualidad para el gobierno del estado. Los visitantes se sorprendieron al escuchar que el maestro de 85 años de edad sigue realizando imponentes murales por encargo de las autoridades estatales.

Dejamos Campeche con el sentimiento reconfortante de haber entrado en contacto con una sociedad que impulsa su desarrollo cultural no sólo en la zona urbana, sino en los pueblos y comunidades mayas, donde la población preserva y valora su cosmovisión originaria, frente a la invasión del “progreso”.

Entendemos que, como el mar azul que lanza y reúne sus olas ante malecón, Campeche es un territorio de incesante movimiento, con el que es necesario tender relaciones de colaboración e intercambio. Desde las iniciativas del arte y la cultura, hay enormes posibilidades de desarrollo compartido si los estados del sureste tendemos puentes entre nuestros pueblos y comunidades.

Escritor, promotor de arte y cronista aficionado de absurdos sociales.

1 comentario

Enna Osorio Montejo

marzo 30, 2023

¡Excelente!, muchísimas felicidades, Jorge Pech, maestro Takeda. Que el puente se tienda de ida y vuelta para incentivar el intercambio cultural en el Suereste mexicano en todas las disciplinas artísticas.

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