Finco mi narrativa en donde vivo: Víctor Armando Cruz Chávez

Foto:El escritor en la entrada de su casa materna-paterna en el barrio Xochimilco, de fondo el mural de sus ‘viejos’ı Cortesía

El originario de Xochimilco presenta su más reciente libro: Vals profano

Víctor Armando Cruz Chávez es un escritor y músico oaxaqueño, del barrio de Xochimilco. La vena del arte y el gusto por las letras parece haberla heredado de su bisabuelo, quien fue poeta y músico.

Él pensaba que su destino estaba en la música, pues desde muy joven le dedicó muchos años de estudio en el Centro de Educación Artística  (Cedart) de Oaxaca,  pero en el año 1988 comenzó a interesarse en el teatro y la lectura. Con el tiempo, notó que disfrutaba expresarse a través de la escritura.

“Yo hacía poemitas en la adolescencia, pero no sabía que iba a ser tan fuerte ese llamado de la escritura”, comenta durante una entrevista que concretamos para hablar de su más reciente publicación: Vals profano, que bajo el sello de 1450 Ediciones se presenta este viernes en la Biblioteca Pública Margarita Maza de Juárez.

Vals profano es un conjunto de relatos diversos. En palabras del propio autor: hay historias que pueden parecer inocentes, pero también las que  rozan en la tragedia, en la perversión, o bien historias muy humanas de amores intensos. En todos estos relatos está la ciudad de Oaxaca como fondo  y  sobre todo un elemento que marcó al autor desde el inicio de su vida como lector: la literatura fantástica.

Nos vimos con Víctor Armando en el andador turístico de la ciudad de Oaxaca para platicar de esas  experiencias que ha construido en su trabajo literario. Es sábado y las calendas van y vienen por esa calle, el  ruido es intenso y el mezcal  se antoja, pero quedarnos en este sitio no parece ser buena estrategia, así que caminamos pasos arriba y llegamos a un lugar llamado Cocijo para hablar de  Julio Verne, H.G. Wells, Cortázar, Borges, y una que otra confesión sobre sus  obsesiones. 

Por motivos de espacio y de tiempo, por ahora solo  nos enfocaremos a compartir parte de la charla sobre el camino que ha hecho en la literatura.

Víctor Armando tomó su primer taller con un escritor llamado Modesto Lirio, con quien se identificó no sólo por el gusto en la escritura, sino  también por la música y algunas otras cuestiones ideológicas.

Por fortuna, dice, en ese tiempo conoció al escritor Manuel Matus. Fue un encuentro casual que ha marcado su vida en muchos sentidos. Víctor Armando recuerda que tenía 19 o 20 años cuando se detuvo en la puerta de la Facultad de Humanidades ante el cartel de una conferencia de Sandro Cohen. 

—Me asomé  y vi salir a un hombre de cabello chino. Era Manuel Matus, quien me invitó a la conferencia y a partir de ahí comencé a conocer muchos escritores, algunos muy jóvenes, como yo. 

Manuel Matus coordinaba en ese tiempo un proyecto de intercambio entre la Facultad de Humanidades y  la UNAM en el que escritores reconocidos como Carlos Montemayor y  Aline Pettersson, por mencionar algunos, venían a Oaxaca a impartir talleres.

Con el tiempo, escuchando, leyendo y escribiendo, Víctor Armando fue fortaleciendo sus herramientas en la escritura hasta que se dio cuenta que, además de la poesía, tenía inclinación por la narrativa, sobre todo el cuento. Vivía de la música, pero fue combinando su oficio con el gusto por la literatura, hasta que decidió retirarse. Comenzó a trabajar de manera institucional en el ámbito cultural y al mismo tiempo empezó a participar  en convocatorias de algunas becas de las que resultó ganador. 

“Ha sido fortuito, pero ha alimentado mi trayectoria. Los premios son buenos, pero hay que olvidarlos”, dice parafraseando a José Emilio Pacheco.

A los 25 años, Víctor Armando también fue beneficiado con una beca del Fonca en el género de cuento y narrativa, con la que tuvo  la oportunidad de tener como tutor al escritor Eusebio Ruvalcaba, lo que le permitió lograr mayor seguridad. Hasta la fecha tiene dos premios nacionales de cuento y un premio internacional  que obtuvo en 2008 con un libro que fue rechazado por una editorial oaxaqueña de cuyo  nombre  no se quiso acordar. 

Ganó el premio Sor Juana de Literatura con un libro de cuentos sobre los abismos que pueblan a los creadores  y escritores, historias de suicidas o delincuentes o gente muy caótica que se mató.  Siete escritores de diferentes tradiciones y diferentes épocas.

“Eso ha sido mi vida como escritor”, dice.

Actualmente,  asegura Víctor Armando, no escribe para ganar premios,  pues tiene ya intereses muy particulares como escritor.  De pronto, precisa, su pensamiento le sorprende y le avisa que tiene la semilla de un cuento o una crónica, otras veces procede con cierta metodología, pero algunas más simplemente fluye.

—¿ Si no escribes para ganar premios, qué te motivaba a participar en los concursos?

—Mi motivo era publicar, porque siempre había una cláusula que decía que el premio era publicar. Pienso que cualquier escritor tiene el deseo de hacerlo. Y me siento afortunado por estar en los momentos indicados con las personas correctas.

—¿Ahora es más complicado publicar? 

—Sí, porque las  instituciones tienen menos dinero  y porque los proyectos editoriales ya no son tan sólidos a nivel institucional. Por eso se agradece el surgimiento de editoriales independientes.

Hasta aquí el recuento de su vida. De ese tiempo, y desde  su primer libro, Anatomía del silencio, a la fecha han pasado al menos tres décadas. Y ahora está en otro momento, promoviendo Vals profano.

—Has escrito sobre diversas cosas, has cambiado  tus intereses en la escritura…

—Sí, yo creo que la literatura obedece a la observación de la vida, y la vida es diversa. Siempre ha sido muy cuestionado el hecho de escribir, por ejemplo, sobre el terruño, o sobre tu ciudad. Es muy localista, dicen. Pero no, también esos  microuniversos son susceptibles de ser narrados. Yo le he dado mucho lugar a fincar mi narrativa al lugar donde yo vivo, aunque me he asomado a otros universos.

“Uno vuelve siempre a los viejos sitios en que amó la vida, siempre regresas, siempre te espera el lugar de dónde eres”, termina parafraseando aquella famosa pieza argentina. 

Toca la campana y seguimos. Quienes conocen el lugar donde estuvimos para esta entrevista, saben a qué me refiero.

Escribe sobre Pueblos originarios, Mujeres, Cultura, Migración y Medio Ambiente.

1 comentario

Silvia

diciembre 21, 2022

Fabuloso!! Gracias por compartir. Saludos!

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